Antonio Roveda H.
Consejero internacional de la UNESCO en Educación
Rector de la Fundación Escuela Tecnológica de Neiva
La educación como proyecto histórico y cultural de un país y de un territorio, después de estos tiempos de la pandemia, deberá asumir múltiples retos y desafíos para seguir viviendo y construyendo conocimiento, ciencia y tecnología.
Quizá uno de sus primeros desafíos consiste en asumir y combinar inteligentemente los modelos clásicos de formación con los modelos digitales, que hoy obligan tanto a las universidades y colegios, como a docentes y estudiantes a incorporar velozmente nuevas estrategias y didácticas de aprendizaje. Es decir, se requiere hoy de combinar el trabajo en redes multimodales, con metodologías activas, participativas e interdisciplinarias.
El segundo gran reto, no menos importante, está relacionado con que necesitamos una educación que garantice la inclusión con equidad social, sin discriminación, con interculturalidad, calidad, pertinencia, principios democráticos; que valore la diversidad y la relación entre ciencia y saberes ancestrales, que promueva la solidaridad y el respeto por los demás.
Otros desafíos, que se convierten en agendas vitales para los gobiernos locales y Estados, están en que aún seguimos teniendo problemas con la cobertura, el acceso y graduación de nuestros estudiantes en todo el sistema educativo. La sostenibilidad financiera del sistema, ligado a la diversificación de ingresos más allá de los ingresos por matrículas, igualmente se presenta como un reto a superar.
Finalmente, la educación deberá también asumir el enorme desafío de la disminución de la demanda, por la lógica y triste condición de la sensible reducción de nuestras poblaciones jóvenes y las crisis de económica mundial que no nos deja esperanzas de incorporación de nuestros egresados a los actuales mercados laborales.