El presidente nicaragüense Daniel Ortega, quien asume su tercera presidencia, segunda consecutiva, es un ex guerrillero volcado a la religión con tintes mesiánicos, y capaz de tejer alianzas tanto con el mandatario venezolano Hugo Chávez como con el FMI. El presidente nicaragüense Daniel Ortega, quien asume su tercera presidencia, segunda consecutiva, es un ex guerrillero volcado a la religión con tintes mesiánicos, y capaz de tejer alianzas tanto con el mandatario venezolano Hugo Chávez como con el FMI. MANAGUA (AFP) – El ex guerrillero Daniel Ortega asume hoy su tercer mandato como presidente de Nicaragua con un amplio control del Congreso, en presencia de estrechos aliados como el iraní Mahmud Ahmadinejad y el venezolano Hugo Chávez. El líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) gobernará por segundo periodo consecutivo contando con 63 de los 92 diputados en la legistatura que inicia este lunes con una ceremonia de juramentación por parte del Consejo Supremo Electoral (CSE). A la ceremonia de investidura confirmaron su asistencia los presidentes Hugo Chávez (Venezuela), Mahmud Ahmadineyad (Irán), Ricardo Martinelli (Panamá), Alvaro Colom (Guatemala), Mauricio Funes (El Salvador), Porfirio Lobo (Honduras), y el heredero de la corona española, el príncipe Felipe de Borbón. Ahmadineyad, quien se encuentra en Caracas y cumple una gira que también incluye a Cuba y Ecuador, llegará a Nicaragua, aunque aún se desconoce si lo hará en compañía de Chávez. “Abrimos nuevas páginas para seguir escribiendo esta historia brillante de luz, de verdad, inspirados en valores culturales, religiosos y de fe”, dijo Rosario Murillo, primera dama y portavoz del Gobierno, al valorar como “un día grande en nuestra vidas” el acto de investidura. Un arco del triunfo, en el extremo norte de la Plaza de la Revolución, remozada para la ocasión, es el escenario preparado para el acto, en tanto que las medidas de seguridad se reforzaron en sitios estratégicos. Ortega, de 66 años, es el primer presidente reelecto desde el triunfo de la Revolución Sandinista que en 1979 derrocó a la dictadura de más de 40 años de los Somoza. Los amplios poderes recibidos por Ortega en una aplastante victoria en los comicios del 6 de noviembre, en la que la oposición denunció fraude, son motivo de preocupación y temor en sectores opositores y críticos, que acusan al mandatario de pretender quedarse de forma indefinida en el poder. “El presidente tiene todo el poder que nadie en la historia de Nicaragua ha tenido nunca en su mano”, dijo al diario La Prensa el escritor Sergio Ramírez, vicepresidente de Ortega en su primer mandato, en la década de los 80. El novelista estimó que con “esa fuerza arrolladora” del gobernante FSLN “no puede haber ninguna clase de equilibrio”, y puso en duda el papel que jugará la oposición. Ese poder más que un privilegio se debe ver como “una exigencia” que tendrá Ortega y su partido de “garantizar la alternabilidad en el poder, el surgimiento de nuevos liderazgos y el respeto de los derechos humanos”, estimó el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez. El jefe de la bancada sandinista, Edwin Castro, manifestó que no se han planteado hacer una reforma constitucional en este período, como teme la oposición. El mandatario “tiene todo el poder que antes no tenía y si entonces irrespetó las leyes, se puede esperar que ahora haga lo mismo, pero también es su gran oportunidad para decidir ser un dictador o un estadista”, dijo a la AFP el ex viceministro de Finanzas, René Vallecillo. Ortega gobernará con tranquilidad porque “no tiene oposición ni hay un líder que le impida hacer lo que quiera, puede hacer todo y nadie va a protestar”, afirmó el sociólogo y economista Oscar René Vargas. Los temores no han disminuido pese a la promesa de Ortega de que no provocará “cambios dramáticos” en el rumbo del país, y que continuará una alianza con empresarios y trabajadores para impulsar su programa de Gobierno en los próximos cinco años. El ex guerrillero Daniel Ortega