La crema de whisky es una bebida típica en épocas navideñas. Existen muchas marcas en el mercado; sin embargo, hoy comparto con ustedes la receta para que de manera sencilla la preparen en casa.
Desde hace varias décadas la crema de whisky se ha convertido en uno de las bebidas infaltables en esta época del año. Aunque su origen es irlandés, poco a poco se fue colando en las tradiciones decembrinas de Colombia gracias a que las empresas más generosas la incluían en las anchetas navideñas de sus empleados o como detalle de agradecimiento para sus clientes y proveedores habituales.
En el país existen varias marcas de crema de whisky, incluyendo una mundialmente famosa que ha marcado la pauta. Sin embargo, en esta oportunidad comparto con ustedes una receta de esta bebida que resulta igualmente deliciosa. La elaboración de esta crema de whisky casera es tan básica como mezclar muy bien sus ingredientes. Además, no es necesario emplear un whisky muy costoso o de gran calidad pues con uno estándar funciona perfectamente.
*Receta
Ingredientes:
300 ml de whisky
200 ml de crema de leche
400 gr de leche condensada
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 cucharada de café soluble
1 cucharada de cocoa
Preparación:
En un recipiente mezcle la cucharada de café y de cocoa con 5 cucharadas de agua. Ponga esta mezcla en la licuadora junto a
la leche condensada, la crema de leche, la esencia de vainilla y el whisky. Bata por varios segundos hasta integrar muy bien.
Vierta la mezcla en una botella previamente esterilizada y llevar al congelador por 2 horas, aproximadamente.
Sirva bien frío y con un par de hielos.
Su historia
La crema de whisky es un licor compuesto de café, crema de leche y whisky. También recibe el nombre de Irish Cream (Crema Irlandesa)
Esta deliciosa creación fue una creación del barman Joe Sheridan, quien al ver llegar a un grupo de empleados de Gilbeys of Ireland, en 1952 a su bar en el aeropuerto de Shannon, con motivo de una parada obligatoria para recargar combustible de los aviones trasatlánticos, notó que los aviones no eran los únicos que necesitaban energía, sino sus pilotos, quienes se veían cansados del frío del vuelo y pedían whisky y café por separado para entrar en calor.
En vista de que los irlandeses ya acostumbraban tomar té con whisky, a Sheridan se le hizo fácil combinar el whisky con café con crema, como lo tomaban los americanos, y añadirle azúcar. El resultado enamoró a los aviadores y los productores de whisky le pusieron una placa a Sheridan en agradecimiento por el éxito.