La magnitud energética e industrial que hoy pretende el departamento del Huila, sí ha estado en la mente de las generaciones que ya pasaron, en particular de un puñado de giganteños que en la década de los 60s ya la vislumbraban. La magnitud energética e industrial que hoy pretende el departamento del Huila, sí ha estado en la mente de las generaciones que ya pasaron, en particular de un puñado de giganteños que en la década de los 60s ya la vislumbraban. Así eran las locuras de Darío de la Espriella. HUMBERTO SOSA SIMBAQUEVA LA NACION, GIGANTE Hablar de El Quimbo se volvió hoy común entre los habitantes del Huila y particularmente del Centro del Departamento, no sólo por la magnitud de un proyecto que está causando un fuerte impacto social y económico, sino por la misma polémica que se ha presentado en torno a sus consecuencias ambientales. Y es que giganteños, garzoneños, agradunos e incluso vecinos de los otros municipios están a la expectativa de la inundación de las 8.586 hectáreas, más las 23.000 adicionales declaradas de utilidad publica, sobre qué irá a pasar después del 2014, cuando culmine el mega proyecto hoy en plena construcción y desarrollo de las obras de infraestructura. Sin embargo, para la época de los años 60, 70 y hasta los 80, ya se hablaba del Proyecto Hidroeléctrico de El Quimbo. Pero en esa época sólo a Darío de la Espriella (q.e.p.d.), conocido como el ‘Loco Darío’, se le escuchaba en el Concejo con su elocuencia política, donde ya planteaba a viva voz la urgencia del proyecto, “que incluso debe ser el primero antes Que Betania, por el gran aporte y desarrollo al país y la ubicación en la zona de Gigante”, le dijo una vez a su amigo Ernesto Samper, quien se vislumbraba hacia el futuro como Presidente de Colombia. Las locuras buenas Pero no era solo el ‘Loco Darío’, el mismo que se le ocurrió entre los años 90 al 2000, promover la construcción de una carretera a la Loma de la Cruz, pensando en el desarrollo que en el futuro ofrecería una gran vista hacia la panorámica de El Quimbo y convertir a este sitio en potencial turístico. O una elevada carretera para El Alto de las Águilas, para acercar distancia hacia el Cerro del Tabor, en donde miles de feligreses cumplen acción de gracia los Jueves y Viernes Santos, a pesar que no era tan católico como los de Garzón y a quien se le ocurrió la avenida bautizada después como ‘El Loco Darío’ y que desembotelló parte del tránsito de paso por Gigante, sino que habían otros personajes que le apostaban al histórico proyecto hidroenergético. Era normal en sus elocuentes discursos escuchar a Guillermo Orozco Borrero, inminente huilense que antes de partir dejó huela en el liberalismo y sacó grandes proyectos para su Gigante amado y también le apostaba al Quimbo. O al ex alcalde Alberto Pastrana Polanco, muchos no lo conocimos pero cuentan de su recio carácter, definida condición liberal y afinidad con los grande proyectos sociales de infraestructura. Carlos Suárez Fajardo en su condición de miembro del parlamento en la Cámara ayudó en la dirección y reconocimiento del proyecto, pro finalmente se impuso Betania por su cercanía con Neiva, Yaguará, Campoalegre, que también tenía respaldo. Giganteños contestarios Gigante por tradición ha mantenido una dirigencia contestataria, que ha facilitado que este municipio irrumpiera en el contexto nacional no sólo por su Ceiba con más de 150 años de existencia, Ismael Perdomo, Francisco Eustaquio Álvarez, José Miguel Montalvo, Ricardo Borrero Álvarez y muchos más personajes históricos que reflejan el desarrollo pasado, al frente del municipio, sino de otras generaciones que dieron brillo a esta tierra. Rodrigo Ocampo Ospina y sus hermanos en la caficultura, los Méndez y Artunduaga o Guzmán en el cacao. Orlando Beltrán y otro puñado que cooperaron con el plan de pavimentación de la carretera al eje cafetero, que abrió puertas al turismo rural y lo que es hoy el desarrollo de la industria petrolera. Edgar Ávila Montealegre, alcalde que abrió el desarrollo urbanístico de este municipio, sin descuidar gestión para El Quimbo. Hoy el Quimbo es una realidad, lo que nunca se imaginaron sus promotores de las décadas pasadas, era que el impacto era tan grande con la ocupación de unos 3 mil empleos diarios, con 400 MW de capacidad energética instalada, generación media de 2.216 Gwh al año, proyectada al 2034, pero sobre todo que causara tanta reacción que ha llevado varias movilizaciones con enfrentamientos entre los manifestantes y la fuerza pública y también una magnitud de obras que nunca se habían visto con túnel de desvío, casa de máquinas, sitios de diques y condiciones técnicas altamente calificadas que sin duda han revolucionado el desarrollo de la zona y del departamento. Amigos del Quimbo El Quimbo deja en obras sociales, de los cerca de 800 millones de dólares en construcción, unos 140 millones de dólares en obras de impacto social, calificadas de vital para la región, siempre ha tenido buenos amigos como este puñado de giganteños que hoy no están, y un grupo de mal querientes. Cabe recordar que este proyecto con tan inmensa magnitud se generó por primera vez y se habló en el parque de la Ceiba de la Libertad sobre lo “Grande que sería Gigante con un proyecto como El Quimbo”, que ahora está andando a pasos acelerados para cumplir su meta en el 2014 de poner a funcionar esta importante obra. Por ello, se espera mejorar las condicione socioeconómicas y productivas de la zona centro del Huila, y que ojalá se les haga realidad y que desde el más allá, quienes fueron voz resonante, estén satisfechos con El Quimbo que Gigante soñó.