De lejos, uno de los deportes de aventura más emocionantes es el rafting. Embarcados en una balsa inflable, y haciendo su mejor esfuerzo, cada uno con un remo, los navegantes de aguas rápidas han convertido a esta actividad en una estupenda práctica de equipo, que cada vez toma, como las corrientes en las que se lleva a cabo, más fuerza e interés.
El Huila no es la excepción, y varias empresas han consolidado su presencia, aprovechando los rápidos de ríos como el Magdalena y el Páez a lo largo de su recorrido por el departamento.
Esta temporada, aún de vacaciones para muchos y cuando las lluvias no han cesado, es ideal para su práctica.
Lejos están los días en los que, en pleno paseo de olla, se inflaban viejos neumáticos para descender sin precaución por una corriente de agua. El rafting es ahora es un deporte que requiere máximas medidas de seguridad, no apto para personas con problemas cardíacos, y que se practica como parte de una creciente y divertida oferta en múltiples recorridos en el Huila.
Algunos tramos
En el sur del Huila:
• Puente de Isnos a Versalles
• Sombrerillos a puente de Guaitipán
• Estrecho del Magdalena hasta puente de Isnos
• Río Mulales hasta Estrecho del Magdalena
En el occidente:
• Puente de Nolasco a puente de Los Ángeles
Ahora, siga siempre las recomendaciones que le entregue el guía o empresa con la que practique rafting, cuide la naturaleza… ¡y a divertirse!
En busca de una definición aceptable
Rafting es una palabra inglesa, que se deriva de “raft”, que traduce balsa. Por tanto, hablamos de la actividad deportiva en la que varias personas a bordo de una embarcación o balsa inflable son llevadas por la corriente de un río de aguas turbulentas.
El rafting no exige un alto grado de capacitación para su realización. La embarcación es dirigida por un guía que se ubica en la parte trasera y los demás integrantes del equipo se ubican a los lados para ayudar a que este dirija el ‘raft’.
Se trata de un deporte de equipo (en un bote caben entre 4 y 8 personas), en el que sus integrantes luchan al unísono del guía remando y orientando su peso coordinadamente para lograr recorrer el río y mantenerse a flote.
Como no todos los ríos son iguales, hay una clasificación internacional según la turbulencia de sus aguas. Aquí va:
• Aguas planas. son cuerpos de agua cuya superficie es prácticamente plana.
• Clase I. Muy fácil. Aguas muy poco turbulentas con olas pequeñas.
• Clase II. Fácil. Aguas un poco turbulentas, remolinos pequeños sin peligro alguno para un nadador. Hagan de cuenta el Magdalena a su paso por Neiva.
Ahora vienen los ríos rápidos:
• Clase III. Intermedio. Aguas turbulentas con olas medianas de no más de un metro, remolinos de cuidado para un nadador y de alguna consideración para una embarcación. La navegación requiere buena técnica y conocimiento del río. En esta categoría entra, por ejemplo, la zona de El Estrecho en el río Magdalena.
• Clase IV. Difícil. Aguas muy turbulentas pero predecibles. Olas de hasta dos metros, remolinos considerables para una embarcación. Pueden existir cascadas de consideración. La navegación requiere muy buena técnica y conocimiento del río. Existen pasos estrechos que requieren maniobras técnicas complicadas.
• Clase V. Experto. Aguas muy turbulentas poco predecibles con olas de más de dos metros. Remolinos y cascadas de peligro. Requiere un grado de técnica experto y muy buen conocimiento del río. Necesidad de maniobras extremadamente técnicas.
• Clase VI. Extremadamente difícil o no navegable. Se considera muy difícil o imposible de navegar.