El Quimbo y Betania, parte de la solución al hambre

El médico y especialista Camilo Chilatra plantea en este artículo para LA NACIÓN que El Quimbo y Betania se conviertan en fuentes de  producción de alimentos dirigidos a proveer los Planes de Alimentación Escolar, entre otros programas.

 

Camilo Chilatra Sánchez

Médico, especialista en Cirugía General, especialista en Gerencia y Auditoría de calidad en Salud, fundador del Colegio Médico del Huila. Aspirante a Maestría en Administración Pública.    

El Quimbo es la segunda central hidroeléctrica ubicada en el Huila; comenzó a construirse en 2010 e inició la generación de energía en 2015 como segunda fuente de producción en el alto Magdalena. La Central Hidroeléctrica de Betania, su antecesora, entró en funcionamiento en 1987 y cuenta con un área de embalse de 7.600 hectáreas, frente a las 8.250 de El Quimbo, ambos localizados en el corazón geográfico fértil del centro del departamento.

El Quimbo es nutrido por las aguas de los ríos Suaza y Magdalena, abastece el 4% de la demanda energética de Colombia, y su creación afectó territorios de los municipios de Gigante, Garzón, El Agrado, Tesalia, Paicol y Altamira. Su propietaria es la multinacional privada Enel, cuyas siglas rezan en italiano (Ente Nazionale per l’energia elettrica), que cotiza en la bolsa de Milán, es la número 73 a nivel mundial por volumen de ventas con 88 mil millones de euros, y tiene más de 66 mil empleados en todo el planeta.

La producción alimentaria proteica en Colombia se basa en productos cárnicos de res, cerdo, pollo, pescado, siendo el huevo la principal fuente de proteína para los hogares colombianos. La producción cárnica de res ha tenido múltiples variables en la última década que oscila entre 865 mil hasta 973 mil toneladas/año, con temporadas de crecimiento y decrecimiento. En contraste, el cerdo, el pollo y el pescado, han tenido un incremento constante en la producción y el consumo nacional, siendo el pollo el principal producto cárnico en la mesa de los colombianos con producciones anuales crecientes desde 2008 cuando se superó el millón de toneladas/año hasta 2019 cuando se alcanzaron las 1.6 millones de toneladas/año (contexto ganadero 2019).

Producción y baluarte

En 2021, la producción piscícola en el país fue de 192 mil toneladas, con un aumento del 7% con respecto al 2020. El Huila es el principal productor piscícola del país con el 39% de la producción nacional, aportando alrededor de 73 mil toneladas, seguido por Meta con 11%, Tolima 9%, Cundinamarca y Boyacá 6%, Antioquia 4% y Córdoba 3% (Fedeacua).

Este es precisamente el renglón de la producción hacia donde debemos enfocar nuestro interés no solo como departamento, sino como país, pues resulta, que la Central Hidroeléctrica El Quimbo, con sus 8.250 hectáreas inundadas, fue concebida y funciona como un embalse unipropósito para producción de energía, y no es posible, de acuerdo a su licencia ambiental actual, que en sus aguas se pueda producir pescado, ni generar industria turística en un territorio donde el desempleo y la desnutrición amenazan con el desarrollo infantil y el bienestar de todas las comunidades aledañas al macizo colombiano.

Según expertos, la capacidad de carga para producción piscícola en aguas de embalse se estima entre otros factores, con la concentración del fósforo, siendo el límite 125 partes por millón por metro cúbico de agua, lo cual permitió hace 10 años establecer que la capacidad eventual de El Quimbo para producir pescado en razón a la frecuencia de recambio de agua, a su nivel de profundidad, extensión, y biomasa inundada, no era superior a 7.800 toneladas/año, aun así, ello equivaldría a 1/3 de la producción de Betania, que por sus características únicas a nivel nacional, permiten la producción promedio de 22 mil toneladas/año de pescado. Lo anterior no se antepone a la idea de que las aguas de El Quimbo provean a la región la posibilidad de recuperar la capacidad productora de alimentos a través de lagos aledaños al embalse y como fuente de grandes distritos de riego para los cultivos de casi todos los municipios del centro y norte del Huila que se encuentran aguas abajo.

Mi llamado a todas las autoridades políticas del departamento, a la bancada parlamentaria, y a toda la comunidad afectada apoyada en el sector cooperativo, es a que dirijamos juntos los esfuerzos para que El Quimbo, Betania y el río Magdalena, sean el baluarte de la seguridad alimentaria del macizo colombiano en el Plan Nacional de Desarrollo que comienza a construirse a partir del 5 de noviembre con el Gobierno Nacional, de tal manera que se modifiquen las licencias ambientales amparadas en estudios técnicos juiciosos, para que estos embalses y los 21 restantes que hay en el país, se conviertan en fuentes de  producción de alimentos dirigidos a proveer entre otros programas, los Planes de Alimentación Escolar, respetando estándares medioambientales, sin afectar la biodiversidad ni la vida útil y efectiva de los embalses, para lograr impactar positivamente los principales determinantes que permiten el goce efectivo de la salud, que son la alimentación, el trabajo y la educación.

 

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