35 años vendiendo camándulas, novenas y velas

Miryam Triviño completa más de tres décadas en un pequeño puesto contiguo a la Catedral de Neiva; su espíritu lleno de fe y vocación de servicio están presentes mientras atiende a sus compradores. La Semana Santa es para ella una de las mejores épocas del año.

 Dai Trujillo

periodistadigital@lanacion.com.co

 Desde los 80’s, la señora Miryam Triviño se ha inmiscuido en el mundo de la oración, pero no precisamente orando, sino brindándole a otros, herramientas para respaldar su fe. Por la necesidad, la señora Triviño comenzó a buscar el dinero que le faltaba para suplir gastos clínicos de su hija, por lo que emprendió con un canasto lleno de velones, novenas, y viajaba de pueblo en pueblo, rebuscándose la papita. “En ese tiempo yo tenía una niña que tenía que llevarla cada 15 días a Bogotá porque me perdió un ojito, entonces yo le pedía tanto a Dios, no hallaba que hacer para conseguir plata”, rememora.

Cuenta que, gracias a ese canasto, consiguió el ‘plante’ para montar un puestico junto a la Catedral de la Inmaculada Concepción de Neiva, lo aprovisionó con todo lo que se mueve en medio de la fe católica, las novenas, desde la más conocida hasta la menos común, rosarios de variados colores y diseños, biblias, velas, velones y demás artículos que preguntaran los creyentes.

La situación iba de maravilla, hasta que el obispo de la época mostró su disgusto y le dejó razón de que debía ir a verlo en la tarde porque ya tenía que irse del punto. Muy triste, la señora Triviño le comentó a su mamá y asustada por la decisión que iba a tomar Monseñor, buscó un consejo materno. Mientras la señora Miryam pensaba en que iba a hacer para conseguir el sustento de su familia, su mamá le dijo, “no mamita, cuando usted vaya a donde Monseñor, pídale a Dios, a San Cipriano y a Santa Juana de Arco, invóquela cuando esté hablando con él”.

Parece que los consejos de esa madre devota rindieron sus frutos, porque al sol de hoy, la señora Miryam continúa en el punto, pues Monseñor, después de conocer su historia y sus necesidades, le dijo que se podía quedar.

La Semana Santa es, sin duda, el mejor momento para el negocio de la señora Triviño.

La Semana Santa

A la Catedral llegó por un cuñado, quien fue el que le transmitió los saberes para poder atender a los creyentes, a hoy, la señora Miryam completa 35 Semanas Mayores en este espacio, sumándole días a su trabajo y a su vocación de servicio, pues considera que es muy devota y que todas las personas deberían conocer de los milagros de Dios. Ella les enseñó a sus hijos, ellos iban en sus ratos libres y la reemplazaban cuando debía salir a hacer diligencias. Ahora su compañía son sus nietos, sin dejar de lado que su hijo menor siguió sus pasos y tiene un establecimiento comercial en el que oferta los mismos artículos que un día le dieron de comer cuando era pequeño.

La adulta mayor, afirma que, en esta época de recogimiento, lo que más se vende es el cirio pascual y el pascualito, es decir el cirio grande y el pequeño; también se vende mucho la novena del santo Viacrucis y el Cristo en la cruz. De los 365 días del año, la Semana Santa es sin duda el mejor momento para su negocio, por lo que se prepara con antelación para poder ofertar lo que la comunidad necesite comprar en medio de las eucaristías y celebraciones eclesiásticas.

Los precios de los artículos no son tan altos, “el santo Viacrucis es una de las cosas que más se venden en Semana Santa, hay una de 3 mil pesos y otra de mil pesos, la diferencia es que hay gente la que le gusta la novena más explicadita, la de 3 mil viene ilustrada, la gente busca mucho la que viene ilustrada”.

El puesto

Mientras le hice la visita a la señora Triviño, me di cuenta de la cantidad de gente que pasa a preguntar y se deja orientar de quien aparentemente sabe más del tema. Es como si, literalmente, las canas y la edad, determinaran su conocimiento en los temas de fe. Varias personas pasaron preguntando por nombres de santos y novenas para temas específicos. La que más me llamó la atención, fue la novena a Santa Mónica; en resumidas cuentas, una señora, con cara de preocupación peguntó por una novena para convertir a un hijo muy rebelde, doña Miryam sin titubear y de manera inmediata mencionó a Santa Mónica y dio indicaciones sobre cómo debería hacerse la novena.

Miryam Triviño se ha convertido en un diccionario de temas de fe y todo aquel que busca algún milagro, puede ir y con solo contarle el caso, ella ofrece las novenas indicadas y con abnegado cariño, indica las actividades religiosas para que ese milagro llegue a la vida de quien lo necesita.

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