A sus 56 años de edad, Javier San Juan Gómez, retrocede el reloj del tiempo y trae a sus recuerdos toda una vida en la caficultura que comenzó como recolector en la finca de su abuelo en Bruselas, Corregimiento del municipio de Pitalito. El interés por el café, los procesos y la asociatividad para mejorar la calidad lo llevaron a donde está hoy día, tener su propia marca de café.
Hernán Galindo
Los primeros recuerdos que vienen a la memoria de Javier San Juan Gómez, son de su infancia en la finca de su abuelo, en el hoy corregimiento de Bruselas, de municipio de Pitalito.
“Yo inicio a la edad de siete años en una finca del abuelito, Manuel Agustín San Juan Vargas, recolectando los primeros granos de café en canastos de bejuco. Mi papá, de nombre Hermídes, ya nos heredó a nosotros una caficultura con más técnica”, relató.
Javier tuvo que trabajar duro para poder crecer en la caficultura, los primeros años, en compañía de su hermano Jesús Hermes, tenían que turnarse las labores de la finca para poder estudiar la primaria.
“Por ser los dos mayorcitos, trabajábamos y a los nueve años, mi papá nos ingresó a la escuela a estudiar La primaria, pero la condición es que uno estudiaba un año y el otro se dedicaba a hacer la comida para los trabajadores y para nosotros”, recordó.
Así se fueron turnando con su hermano, Jesús, “mientras él estudiaba, yo preparaba la comidita en un ranchito de paja”, añadió.
Un día de jornada
Los dos preadolescentes tenían que salir todos los días a las cinco de la mañana a caballo a hacer un recorrido de hora y media para llegar hasta Bruselas, en donde uno se iba a estudiar y el otro hacía la remesa. El retorno era a las ocho o nueve de la noche, “ese era el roll de nosotros, mientras mi hermano estudiaba yo hacía las labores de la finca y al año siguiente cambiábamos, yo me iba a estudiar y él a hacer las labores de la finca”, sostuvo.
Mientras los muchachos realizaban las labores propias del campo, la mamá, Blanca Gómez, se dedicó a la venta de comida en un toldo que ubicó en la entonces inspección, hoy corregimiento de Bruselas. “Fue gracias a ella que terminamos luego el bachillerato, ya que mi papá solo nos dio la primaria, decía que el estudio era para los burros, dijo Javier. Aunque reconoció que el papá les inculcó ser trabajadores, ahorradores y nunca quitarle nada a nadie.
Proyecto de vida
Después de culminar sus estudios de bachillerato y de aprender empíricamente los procesos del café desde la siembra, la recolección, secado y molienda, Javier San Juan se interesó por tecnificar y mejorar la calidad del café. Es así como se convierte en líder en su región, logra asociar a más de 280 familias caficultoras que al igual que él se interesan por la tecnología y se convierten en productores de cafés especiales.
“El liderazgo que asumí en la región, me llevó a estudiar en el Sena y me especialicé en el tema de cafés especiales hasta llegar a ser de los primeros que logramos ganar el concurso Taza de la excelencia que me llevó a ser llamado por la Federación y ser tenido en cuenta para un viaje a Estados Unidos para dar a conocer nuestros procesos”, contó Javier San Juan.
Como anécdota, relató que ha sido tal su amor por el café, que en otra de sus pasiones que han sido los medios de comunicación, incursionó como empírico en varios medios, llegó a fundar una emisora en Bruselas que llamó Café Estéreo, medio que ya no existe.
Ahora Javier, junto a su familia, tienen su propia marca de café, ´Boscafé San Juan´, con la que siguen luchando y creciendo y ayer para ellos fue un día muy especial.
“Hoy como caficultores y como huilenses nos alegramos y le damos gracias a Dios por la elección de Germán Bahamón como gerente de la Federación de Cafeteros, son cerca de 90 años de lucha en el gremio para poder llegar a tener esa dignidad para el Huila”, concluyó.