Más allá de la expectativa generada con el nuevo ministerio de la Igualdad para Francia Márquez (que no arranca), el acceso a oportunidades laborales para personas de “cualidades distintas” debe ocupar lugar preponderante en la agenda social pendiente en nuestro país, comenzando por nombrar así a personas con discapacidad.
Recientemente realizado en Bogotá el foro de gestión humana, ‘Hay que cambiar mentes para abrir espacios’, compartieron panel el prestigioso motivador venezolano Eduardo Frontado Sánchez, especialista consultor en inclusión y motivación social con merecido reconocimiento internacional, y Jairo Clopatofsky Ghisays, conocido exparlamentario fundador y director de la Fundación Promover por Colombia, los dos aquejados de discapacidad. Frontado dejó conocer los significativos beneficios que tiene para las empresas la incorporación de programas de diversidad e inclusión para este importante segmento de la población, que en Colombia suma más de dos y medio millones de personas, más de la mitad en edad productiva, traduciendo una fuerza laboral de 1.3 millones de trabajadores capaces, escasamente ocupados 12.000 en el sector público y 17.000 en el privado, cifras aportadas por Clopatofsky. Muy diciente la conclusión de que la vejez contrae discapacidades, porque hay más de siete millones de mayores de 60 años en Colombia. De estos, se sabe, muy pocos tienen ocupación laboral.
De otra parte, las empresas, calificadas en la ‘primera gran encuesta sobre clima empresarial’ promovida por la Universidad de El Rosario, el periódico El Tiempo y el Centro Nacional de Consultoría, padecen los efectos de nuevas cargas tributarias normatizadas en la reforma tributaria aprobada el año anterior y se alarman, avisadas de los beneficios para trabajadores sindicalizados propuestos en la reforma laboral que se discute en el Congreso, y que no propone medidas para la generación de empleo. El sondeo muestra que el 86% del país cree que no es posible un país rico sin empresas, sintiendo a Colombia como un país muy rico que no explota bien su riqueza. El anhelo de la mayoría es que haya más empresas y que para hacer la tarea de lograr que la riqueza le llegue a toda la ciudadanía, se requiere un trabajo armónico de gobiernos nacional y local con empresas y universidades.
Presidente y ministros debieran distraer algo de su tiempo ocupado en Venezuela, la paz total y el quiebre de la coalición política, para estimular las empresas y la ocupación de personas con cualidades diferentes.