Gasolina, un ‘lujo’ que derrite el dinero de los neivanos

La gasolina se ha vuelto un ‘lujo’ para muchos. Las permanentes alzas decretadas por el gobierno de Gustavo Petro están además ‘derritiendo’ el dinero de los neivanos. Empresarios y ciudadanos revelan cómo los afecta que hoy el galón de gasolina esté por encima de los $14.000.

 

 

Hernán Galindo

temadeldia@lanacion.com.co

 

En un año y medio, el precio de la gasolina ha aumentado $4.752 (67,5%), lo que afecta a 17 millones de vehículos a gasolina que ruedan en Colombia. Esto según un informe de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) y Andemos.

El impacto se da luego de que, en octubre del año pasado, el gobierno nacional pusiera en marcha la política de disminución del valor del subsidio a los combustibles en Colombia para poder reducir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc).

Neiva es una de las ciudades con el precio de la gasolina corriente más caro del país y durante agosto en promedio el galón ascendió a $14.000. En contraste el ACPM-Diésel no ha variado de costo en lo corrido del año 2023 y en la capital opita continúa en $9.441.

Así les va a los neivanos

Fernando Urrego, empresario que tiene una pequeña flota de camiones para transportar mercancías por la región, dice que el alza de la gasolina le ha obligado a recortar personal y a aumentar los precios de sus servicios. “Es una situación insostenible. Cada vez que voy a surtir los tanques, me cobran más. Y los clientes no quieren pagar más. Estoy perdiendo dinero y clientes”, afirma. Y sentencia: “la situación se hace imposible y desesperante”.

Algo similar vive Carlos Ramírez, un conductor que trabaja para una empresa de transporte público, dice que el incremento de la gasolina le ha afectado su calidad de vida. “Antes podía ahorrar algo de lo que ganaba, pero ahora no me alcanza ni para pagar las deudas. Tengo que trabajar más horas y más días, y aun así no me rinde. Además, el pasaje no sube, y la gente se queja de que el servicio es malo”, sostiene.

Aurelio Murcia, motociclista que usa su moto para movilizarse por la ciudad, dice que el aumento de la gasolina le ha generado más gastos. “Yo uso la moto para ir al trabajo, a la universidad y a hacer diligencias. Antes gastaba unos 50 mil pesos al mes en gasolina, pero ahora gasto casi el doble. Eso me afecta mucho, porque tengo que sacrificar otras cosas, como la comida o el entretenimiento”, señala.

Un taxista, que prefirió el anonimato, dice que el alza de la gasolina le ha restado rentabilidad a su trabajo. “Yo trabajo 12 horas al día, y antes podía hacer unos 30 viajes. Ahora hago unos 20, porque hay menos demanda y porque tengo que buscar zonas donde haya gasolina más barata. Pero eso me hace perder tiempo y dinero. Además, los usuarios se molestan cuando les cobro la carrera completa”, explica.

Wilfredo, también taxista fue más allá y comentó que si antes   tanqueaba con 50.000 pesos, ahora le toca pagar unos 80.000 y eso un poco más de medio tanque. “Si se tiene en cuenta que para el patrón son 50.000 de cuota y que un día bueno se pueden hacer 200.000 pesos y uno malo 120.000, esos días le toca a uno irse habiendo trabajado a perdida”, sostuvo.

Y añadió: “Ya no sirve trabajar en esto, súmele a que no se hace para lo necesario o para vivir dignamente, está uno expuesto a que lo traten mal en algunos casos y en el peor de los casos que lo atraquen y hasta lo maten”.

Las opiniones vinieron de diferentes sectores, que en general coincidieron en que se ven afectados directamente en su bolsillo y por ende en sus actividades diarias.

Un estudiante universitario que vive en un municipio cercano a Neiva, dice que el incremento de la gasolina le ha dificultado su acceso a la educación. “Yo vivo en un municipio a una hora de Neiva, y tengo que tomar dos buses para llegar a la universidad. Antes pagaba unos 10 mil pesos diarios en transporte, pero ahora pago unos 15 mil. Eso me representa un gasto extra de 100 mil pesos al mes, que no tengo. A veces tengo que faltar a clases o pedir prestado”, comentó.

Marta, una ama de casa que tiene un carro para hacer las compras del hogar, dice que el aumento de la gasolina le ha obligado a cambiar sus hábitos de consumo. “Yo antes iba al supermercado una vez por semana, y aprovechaba para comprar todo lo que necesitaba. Ahora voy cada 15 días, y compro lo mínimo indispensable. También he dejado de ir a visitar a mis familiares o amigos que viven lejos, porque me sale muy caro el combustible”, contó.

Ramón García, comerciante de electrodomésticos, sostuvo que lo primero es que le parece muy irresponsable de parte del gobierno anterior desfinanciar el fondo de estabilización de precios de los combustibles y al actual, por querer recuperar lo dejado de recaudar de manera acelerada. “Antes nos subían la gasolina 50 pesos por mes y no se notaba tanto, pero ahora de un sopetón nos quieren sacar todo el dinero”, se quejó.

Un propietario de un pequeño Fruver que vende frutas y verduras en el barrio Calixto, dice que el alza de la gasolina le ha afectado su negocio. “Yo compro la mercancía en la plaza de mercado, y tengo que pagar el transporte hasta mi local. Antes pagaba unos 20 mil pesos por viaje, pero ahora pago unos 30 mil. Eso me hace subir los precios de mis productos, y eso hace que se vendan menos. La gente prefiere comprar en otros sitios más baratos”, agregó.

Los más afectados son los que tienen un vehículo a gasolina, los propios vendedores en las estaciones de servicio y los transportadores.

¿Y cómo les va a los distribuidores minoristas de combustibles?

La directora ejecutiva de la Asociación de Distribuidores Minoristas de Combustibles del sur de Colombia, Combussur, Luz Mila Moyano, manifestó que las alzas lo que están haciendo es disminuir el margen de rentabilidad que tenían.

“El incremento nos ha afectado tremendamente, al punto que en el último semestre, las ventas se han disminuido en un 15%, y los costos siguen siendo los mismos, los gastos siguen siendo los mismos, entonces la utilidad realmente se ve disminuida, esto es preocupante, bastante preocupante”, dijo.

Son aproximadamente 250 estaciones de servicio que tiene la organización que dirige en los departamentos del Huila y Caquetá. Según la funcionaria, la afectación es en toda la región y en el caso del Caquetá se suma la situación de inseguridad que se vive allá.

“Todo esto disminuye las ventas; nosotros tenemos un estudio donde decíamos que en los tres primeros meses habíamos disminuido un 5% a nivel Colombia y así se está dando y eso vamos de tres en tres, ya llevamos alrededor del 15% de disminución y creemos que a finales del año puede estar por arriba del 18%”, añadió.

Reiteró que todo se debe a la desfinanciación del fondo de estabilización de precios de los combustibles que fue creado en 2007 y se convirtió en la alcancía en donde estaban los recursos para subsidiar el costo con lo que se mantenía estable el precio para los distribuidores y para los consumidores.

Luz Mila Moyano directora ejecutiva de Combusur.

“Nosotros tenemos un precio de oportunidad que depende de dos variables, el precio del barril de petróleo y el precio del dólar, el mismo estaría actualmente alrededor de 16.000 pesos, aproximadamente 4 dólares, el galón de combustible, que eso sería precio internacional”.

“Por eso la dificultad que disminuya, porque tocaría que se disminuyera el valor del crudo a nivel internacional y bajara también el valor del dólar. Yo creo que la solución para nosotros sería que se produjera más combustible en Colombia”, sostuvo la dirigente gremial.

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