Ayer se confirmó la muerte de Fernando Botero, el más grande de los artistas colombianos, a los 91 años de edad, en Mónaco, Francia. Fue tal el éxito que tuvo que logró que su estilo propio fuera reconocido a nivel mundial como “Boterismo”.
¡Luto nacional y mundial! Fernando Botero, artista colombiano que logró ser un referente a nivel mundial falleció el día de ayer en su hogar (Mónaco, Francia) a los 91 años.
“Mi papá murió con 91 años. Tuvo una vida extraordinaria y se fue en el momento indicado. Se fue con mucha tranquilidad, eso es lo importante”, dijo Lina Botero, padre del artista.
En nuestro país, uno de los primeros en reaccionar a esta lamentable noticia fue el presidente Gustavo Petro, quien lamentó el deceso del ‘rey’ del arte nacional e internacional.
“Ha muerto Fernando Botero, el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestras virtudes. El pintor de nuestra violencia y de la paz. De la paloma mil veces desechada y mil veces puesta en su trono”, escribió el mandatario en sus redes sociales.
Su historia
El artista colombiano nació en Medellín el 19 de abril de 1932. Además, era el segundo de tres hijos. Fue fruto del matrimonio de David Botero Mejía y Flora Ángulo Jaramillo.
El pintor logró la fama internacional en el año 1962, justo cuando desarrolló su primera exposición en el Milwaukee Art Center en Wisconsin, Estados Unidos. Tras esta, recibió bastantes críticas positivas.
De igual forma, el escultor se destacó por crear obras de arte por casi 75 años. En los últimos años, sus obras las realizaba desde su residencia en Mónaco. Allí hacía acuarelas, la cual era su más reciente pasión.
Su éxito
Fue tal el éxito del artista colombiano que logró que su estilo propio fuera reconocido a nivel mundial como “Boterismo”. Dicho estilo es descrito como la construcción de obras robustas. Pese a esto, Botero declaró que para él eran obras de grandes “volúmenes, pero no gordos”.
La obra de Botero es inmortal. Fue quien puso el arte nacional en los escenarios internacionales más importantes del mundo. De hecho, sus esculturas se imponen en importantes lugares, como en Estados Unidos y Francia.
La importancia de Botero es tal que todas sus obras, sean pinturas o grandes esculturas, están regadas por importantes capitales. Por ejemplo, ‘El pene de su Adán’, está en el Time Warner Center. Mientras que su exuberante doncella reposa en Cartagena.
Sus últimos años
En estos últimos años, Fernando Botero llevó una vida plácida con el fruto del trabajo sin tregua que tuvo en sus más de 90 años de vida. Su principal residencia era Montecarlo, pero tenía otras en Nueva York, en París, en Bogotá y en Rionegro (Antioquia).
Pasaba los veranos en Pietrasanta, en la Toscana italiana, donde se unían los dos elementos que marcaron su vida: el arte y la familia. En ese pueblo encantador, situado al lado de las canteras de mármol con las cuales trabajaba Miguel Ángel, hacía sus esculturas rodeado de tres generaciones de Boteros que pasan las vacaciones allá.
Sus obras más emblemáticas
Aunque es imposible nombrar todas las obras del maestro Botero, algunas llamaron más la atención en el público.
Por ejemplo, está “La familia presidencial”, pintado en 1967. Este cuadro representa el poder, sobre todo al presidente de Colombia, la figura masculina en la parte posterior del grupo a la izquierda.
En vida, Botero era uno de esos artistas que miraba al pasado y sentía admiración. De ahí nació “El niño de Vallecas”, pintura del año 1959. Fue creada cuando Botero tenía 27 años. Es un homenaje al célebre retrato del bufón Francisco Lescano.
Una de las pinturas más famosas del maestro Botero es “ala muerte de Pablo Escobar”. Fue pintada en 1999, se considera un gesto pop, un cambio en su dirección hacia la historia reciente de su país. No solo se reconoce el sello del artista sino también al personaje retratado, nada menos que una celebridad maldita que llegó a ser la referencia inmediata –y desafortunada– cada vez que alguien pronuncia la palabra Colombia. La figura del capo de Medellín se apodera del cuadro por tamaño y por mito.
Siete año más tarde, en 2006, a Escobar lo volvió a pintar. La obra “Pablo Escobar muerto” fue una sorpresa para todos. Pero Botero lo tenía claro: “Soy contra el arte como arma de combate, pero en vista del drama que sufre Colombia, llegó el momento en que sentí la obligación moral de dejar un testimonio sobre un momento tan irracional de nuestra historia”, dijo cuando donó la primera de estas piezas, junto a otro medio centenar de obras, al Museo de Antioquia.
Por último, una escultura. Porque Botero, además de un destacado pintor, hacía esculturas muy interesantes, siempre fiel a su estilo acaracterístico. La Mano no es otra cosa que la representación de una mano humana. Fue adquirida por Telefónica y posteriormente cedida al Ayuntamiento de Madrid, aun así Telefónica sigue conservando su propiedad. Se encuentra en el Paseo de la Castellana, en Madrid, España.