Según informe de prensa local, la administración municipal de Neiva acaba de ser cuestionada por la Superintendencia de Transportes por su negligencia en la atención del transporte ilegal e informal, una noticia que no sorprende pues todos los citadinos somos testigos del crecimiento de la informalidad en el transporte público especialmente en el llamado mototaxismo.
Sin embargo, quiero referirme a algo más que el mototaxismo y es la dictadura de la gran mayoría de motociclistas que sin ningún escrúpulo violan las normas de tránsito particularmente los semáforos y han impuesto “su propia ley”. Esta semana me informaron de un accidente provocado por un motociclista a un vehículo particular el cual fue violentado por otros motociclistas en apoyo al motociclista agredido según ellos. ¡y nada pasa! Ya, quienes conducimos, sabemos que tenemos que no arrancar cuando el semáforo nos de la vía porque siempre pasarán motociclistas a los que la luz roja nada les significa y resultan una amenaza incluso para nuestras vidas.
Hoy, muchos presenciamos como tres motociclistas pasaron en rojo cuando teníamos la vía. Lo curioso es que los agentes de tránsito que ahora atienden sus tareas en grupo, nada hacen con lo que prácticamente aceptan este comportamiento. Así, se confirma que la negligencia de la secretaría de movilidad no es solo por el mototaxismo sino por el desempeño de los motociclistas a los que se les debe exigir el cumplimiento de las normas de tránsito. Desconozco cuántos comparendos/día se aplican por estas violaciones, pero sí es claro que la ley se la pasan “por la faja” cuando es lo mínimo que se espera de quienes conducen un vehículo. No es pensando en limitar el número de motos en la ciudad ni mi comentario apunta a ese propósito sino aplicando las normas vigentes. Las estadísticas sobre accidentes de tránsito son dramáticas.
Cada día fallecen en la ciudad dos motociclistas y siempre en los accidentes hay motociclistas involucrados. Además, la glorieta de ingreso a la vía a El Caguán, cerca de Unicentro, es un ejemplo de como la infraestructura vial no se planificó de acuerdo con los flujos vehiculares y se ha convertido en un sitio de alta accidentalidad. Tanta, que ya se ha vuelto un parqueadero de ambulancias porque es seguro que pronto requerirán sus servicios. Hace varios años comenté en este espacio como potenciales inversionistas interesados en vincularse a la ciudad desistieron por el comportamiento observado en la ciudad especialmente en el desconocimiento de las exigencias del tránsito y la incultura comunitaria. ¡Y esto sigue vigente! Un tema muy interesante para los actuales candidatos a la alcaldía de la ciudad capital.