La Jurisdicción Especial para la PAZ, JEP, realizó en días pasados la entrega a una familia campesina del cuerpo de un niño que fue reclutado por el frente 15 de la entonces guerrilla de las Farc, a la edad de 14 años, y murió en un combate con tan solo 16.
La entrega digna se dio en el marco del Caso 07: ‘Reclutamiento y utilización de niñas y niños en el conflicto armado’. El cuerpo de este menor, y el de otra víctima de reclutamiento, cuyo cuerpo fue entregado en agosto, hacen parte de los 47 cuerpos recuperados por la JEP y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas en el cementerio del corregimiento de La Unión Peneya, en el municipio de La Montañita, Caquetá, en octubre de 2021.
Por más de 20 años, esta familia campesina no tuvo certeza sobre la suerte y paradero de su ser querido. La última vez que lo vieron fue en septiembre del año 2000, cuando desapareció después de salir a jugar con amigos. Dos años después, escucharon rumores sobre la presunta muerte del niño en las filas de las Farc, durante un combate. Según la propia JEP, aunque la familia siempre guardó la esperanza de verlo con vida, su cuerpo fue hallado e identificado gracias a las medidas cautelares adoptadas por la Sala de Reconocimiento para proteger el cementerio en donde se podrían encontrarse otros cuerpos de víctimas de reclutamiento ilícito. Acompañados de expertos profesionales de la JEP, la familia recibió el cuerpo del menor y recordó los momentos más especiales junto a él.
Este caso nos recuerda los horrores de la guerra y la barbarie a la que en muchas regiones del país la entonces guerrilla de las Farc sometió a la población civil. La desaparición forzada asociada al reclutamiento y la utilización de niñas y niños fueron prácticas abominables.
Es evidente que las heridas están abiertas. Lamentablemente, con la expansión y el fortalecimiento de las disidencias de las Farc, ese capítulo de horror ha regresado.
