Si hay algo que más preocupe al ciudadano del común es sentirse inseguro, con una doble particularidad: a los atracos a mano armada y la comercialización de estupefacientes –dos de los delitos que más generan temor en las ciudades y municipios–, se suman ahora el acecho de los grupos ilegalmente armados y las extorsiones.
Y los sondeos de opinión lo corroboran una vez más. De acuerdo con los resultados de la encuesta que acaba de aplicar el Centro Nacional de Consultoría S.A. para Valiente es Dialogar, CNC y Global Exchange, los problemas de inseguridad y de orden público son el principal dolor de cabeza en los municipios para 41,6% de los consultados. Para un 24,8% el principal inconveniente son los servicios públicos básicos (como agua potable, luz, alcantarillado, acueducto…); un 22,4% contestó que la gestión administrativa municipal; 21,4% señaló el desarrollo económico; 19,3% indicó que el sistema de salud; 14,5% señaló que el transporte, conectividad y seguridad vial y 9,1% afirmó que la infraestructura y planeación urbana.
Como es obvio, el panorama de masacres, homicidios bajo la modalidad de sicariato, robos a mano armada, carros-bomba, ataques a unidades policiales y militares, ‘carnetización’ por parte de las disidencias de las Farc y extorsiones, impactan notablemente en la percepción de seguridad de los colombianos. La encuesta confirma que del total de consultados, el 63,3% considera que las cosas en el país han empeorado. Apenas, el 27% opina que las cosas han mejorado.
Este clima de inseguridad lleva a que la incertidumbre se apodere de la ciudadanía. Hay un 61,7% que considera que el país no va por buen camino.
Evidentemente, las autoridades tienen por delante retos inmensos para devolverles la tranquilidad a los ciudadanos, en el entendido además que en una región insegura el comercio decae, el turismo se desvanece, el empleo se va al piso y el desarrollo se detiene. Los futuros gobernantes regionales deberán poner en la agenda de prioridades recuperar la seguridad de sus pueblos y regiones.