No es una buena noticia que la violencia resurja y acorrale varios municipios. Colombia vive un proceso de prosperidad económica y social porque había logrado -finalmente- la tranquilidad suficiente para que la industria nacional floreciera, el campo volviera a ser productivo y atraer inversión extranjera; pero son flores que pueden marchitarse. Desde el 2009 el secuestro aumentó en un 45% y en el 2011 un 10% con relación al 2010. El crecimiento de la extorsión en el país es abrumador, pequeños y grandes negocios tienen que responder a las amenazas con dinero, así como la delincuencia común viene haciendo de la suya no solamente en la urbes si no en los campos. Los empresarios, los agricultores y la gente del común están preocupados, y tienen razón, la seguridad es un valor fundamental sin el cual la vida en sociedad es imposible. Es una de las funciones primordiales del Estado, pues sin la garantía de la vida y la tranquilidad, los demás derechos quedan suspendidos. Los últimos hechos registrados en choco, cauca muestran que la política de seguridad democrática empieza a tambalear y pese a la muerte de Alfonso Cano al gobierno le ha quedado grande controlar la seguridad. y lo más absurdo es que el gobierno genere una inseguridad jurídica frente a los miembros de las fuerza pública con la abolición – en la práctica- del fuero militar y la desarticulación de la justicia penal militar, esto podría ser una motivo de desmotivación en combate y podría llevar la caída en las operaciones contra los grupos insurgentes. Cuando los operativos son positivos quien gana es el gobierno, pero cuando son negativos los castigados son las fuerzas públicas. Como si fuera poco el tema de seguridad ciudadana, no viene cumpliendo su papel, el Huila sí que es ejemplo de ello, salir a la calle es correr el riesgo de un raponazo, los hurtos en fincas se han convertido en una buena práctica para los amigos de lo ajeno, no se respeta ni el deporte. No se entiende como el estado conviene compartir su soberanía con organizaciones criminales, ejemplo de ello es como hacia el oriente hay un Cai, un retén militar, y en medio de ellos cada semana despojan de las pertenencias a ciudadanos que quieren sembrar cultura haciendo deporte por esta zona. Uno se pregunta cuál es la política de seguridad local, porque si todos sabemos dónde hurtan, raponan, asaltan, no hay acciones operativas, porque la presencia de policía solamente se ve en las carreteras prestos a disparar la pistola, pero no la de dotación, sino la de la foto para hacer el parte.