Generó esta semana profunda consternación el caso del menor, Nicolás Ardila Angulo, de 15 años de edad, quien cayó del cuarto piso de las instalaciones del colegio Anglocanadiense, en el oriente de Neiva, en un aparente caso de autoeliminación.
Los hechos, materia de investigación, como era natural, causaron un gran impacto en la sociedad neivana y han puesto a hablar a todos sobre la salud mental de adolescentes y jóvenes.
En efecto, es preocupante que casi la mitad de los suicidios que han ocurrido este año en el departamento del Huila corresponda a menores de edad. También preocupa que los protagonistas de un buen porcentaje de intentos de autoeliminaciones sean niños y adolescentes.
¿Qué está pasando con la salud mental de nuestros jóvenes? ¿Qué tan pendientes viven los padres de sus hijos? ¿Cómo responden los padres frente a los sentimientos de estrés, confusión, incertidumbre financiera y otros miedos que puedan enfrentar los menores? ¿Qué manejo se le da a hechos como los divorcios o la formación de una nueva familia con padrastros y hermanastros? ¿Qué importancia se la da al cambio de colegio o al cambio de ciudad? ¿Qué papel están desarrollando los docentes en el acompañamiento de nuestros niños, niñas y adolescentes? ¿Qué influencia están teniendo las redes sociales, el alcohol y las sustancias alucinógenas en el estado emocional de los jóvenes? ¿Qué responsabilidad tiene el Estado en el abordaje de los suicidios juveniles?
Son muchos los interrogantes que despierta una problemática tan compleja como los suicidios y en especial las autoeliminaciones o intentos de suicidios en adolescentes y jóvenes. Por eso, es de imperiosa necesidad que las autoridades en Neiva manejen el tema de manera integral y que cualquier programa o estrategia que se implemente sea de largo aliento, involucrando a toda la sociedad en general.