Desde el próximo primero de enero, la Gobernación del Huila, las Alcaldías, los concejos y la Asamblea Departamental tendrán nuevos inquilinos producto de las elecciones del pasado domingo 29 de octubre.
Como toda campaña que despierta pasiones y a veces saca la peor versión de las personas, quedan heridas. Algunos quedaron inconformes con los resultados o con el ‘sinsabor’ de la guerra sucia en las redes sociales. Las noticias y encuestas falsas, así como los montajes, tuvieron el propósito de generar daño y confundir a los electores.
Sin embargo, vale la pena insistir en que la campaña ya pasó y quienes fueron elegidos deben asumir las riendas de las corporaciones y entidades territoriales con altura, serenidad y responsabilidad. Los nuevos gobernantes deben sepultar en ellos cualquier ánimo revanchista o vengativo.
El exministro y exsenador Rodrigo Villalba Mosquera será a partir de 2024 y durante los próximos cuatro años el gobernador de todos los huilenses. Con los nuevos alcaldes, pasa igual; fueron elegidos para que gobiernen a todos los habitantes de sus municipios.
Hay muchas cosas por hacer en los pueblos y en el departamento y enfrascarse en las peleas de una campaña que ya pasó o atizar la hoguera de las diferencias ideológicas no es aconsejable. Los nuevos gobernantes tienen grandes desafíos en temas clave como seguridad, empleo y vías, y en esto es que deben concentrar sus mayores esfuerzos.
Debe haber una relación armónica entre el gobernador y los alcaldes de los 37 municipios del Huila, como también deberá existir una agenda común de trabajo del mandatario regional y la bancada parlamentaria, con el propósito de conseguir plata ante el gobierno nacional para obras e inversiones sociales.
Los nuevos gobernantes deben pensar en que cada acción beneficie es a la gente.