Como se ha dicho en esta tribuna en anteriores oportunidades, el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, es el instrumento ideal para planificar el ordenamiento del territorio de una ciudad o un municipio. Está definido en la Ley 388 de 1997 y contiene un conjunto de políticas, metas, normas y programas que orientan el desarrollo físico del municipio y la utilización o usos de su suelo.
A través del POT, se ordena la zona tanto urbana como rural. En este documento se abordan temas relacionados con vías, espacios públicos, viviendas y equipamientos. Y algo importante: a partir del POT se orientan las inversiones públicas y privadas, es decir, el futuro mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos depende en gran parte de lo que se establezca en este documento.
En el caso de Neiva, el Plan de Ordenamiento Territorial vigente data de hace 14 años, cuando fue adoptado a través del Acuerdo 026 de 2009. Las últimas administraciones –Pedro Suárez, Rodrigo Lara y Gorky Muñoz– han buscado actualizarlo, pero sin éxito. Todos han quedado a mitad de camino. Lo anuncian, pero no lo logran. En el caso de Gorky Muñoz, el proyecto de actualización del POT ha sido frenado por graves inconsistencias técnicas y ambientales. Los ajustes que ha pedido la CAM implican la reformulación de los documentos de diagnóstico y reformulación, así como ajustar cartografía, fichas y anexos, algo que difícilmente se podrá lograr en lo poco que le queda a la administración actual.
Le corresponderá al nuevo alcalde, German Casagua, liderar con seriedad y buscando siempre el mayor de los consensos la planificación del territorio y el uso racional del suelo. Deberá decidir, entre otras cosas, si empezará de cero en la reformulación del POT.
Casagua, tiene la palabra.