Algo grave sí está pasando en Campoalegre como para que este municipio del departamento del Huila sea protagonista permanente, y en especial durante los últimos meses, de hechos de sangre.
En anteriores oportunidades desde esta misma tribuna habíamos alertado de la preocupante racha de homicidios no sólo en Campoalegre sino en varios municipios cercanos. Sin embargo, los días siguen pasando y el panorama continúa igual de grave.
El pasado puente festivo, se presentaron en menos de 48 horas tres crímenes, dos de ellos en la zona rural. Como es obvio, los asesinatos fueron relacionados con disidentes de las Farc, algo que generó una gran preocupación entre los campoalegrunos.
Estos tres crímenes no son hechos aislados. Corresponden a una cadena de hechos de sangre que han sacudido en este 2023 a municipios como Neiva, Campoalegre, Algeciras, Pitalito, Íquira, La Plata, entre otros. Varios de estos homicidios, según han reconocido las mismas autoridades, tienen relación con disidencias de las Farc y ajustes de cuentas entre bandas delincuenciales.
Sea lo uno o lo otro, se trata de hechos que alteran la tranquilidad de un municipio como Campoalegre, cuna del gobernador saliente Luis Enrique Dussán, y dejan al descubierto las enormes dificultades que están teniendo la Policía, el Ejército, la Fiscalía y demás autoridades para reducir los homicidios y tener el control.
¿Hace falta mayor pie de fuerza de la Policía en Campoalegre? ¿El comando del Departamento de Policía Huila sí les está haciendo seguimiento permanente a sus hombres en el pueblo? ¿El comando de la Novena Brigada del Ejército está haciendo control efectivo de la zona rural? ¿Qué tan eficientes están siendo la Policía y el Ejército en sus labores de inteligencia? ¿La Fiscalía está asignando los suficientes fiscales para las investigaciones?
Evidentemente, algo está fallando. La gente reclama resultados.