Un legado en el deporte y el arte

Ismael Rodríguez Ospina, fue un deportista, entrenador y maestro que sembró en el Huila la semilla de la gimnasia en los años 80. Como pintor dejó un legado artístico de incalculable valor; dentro de sus obras más importantes están Vivencias, Cristos Ismaelinos, Recogedores de Luces y Estrella e Ilusiones, Música y obra con temas sociales. El pasado 7 de enero se conmemoraron 14 años de muerte. Esta es su historia.

Hernán Galindo

temadeldia@lanacion.com.co

 

La vida y obra del maestro Ismael Rodríguez Ospina, transcurren entre Ibagué, en donde nació en 1950, y Neiva, en donde forjó una carrera en el deporte, la docencia y el arte.

Hijo del señor Nicolás Rodríguez y la señora Etelvina Ospina. Cursó la primaria en el Colegio Salesiano y la secundaria en el colegio Tolimense. Como estudiante, tuvo una actividad sobresaliente en gimnasia olímpica, representando al departamento del Tolima en campeonatos nacionales, obteniendo medallas en varias oportunidades y haciéndose acreedor de convocatorias para representar al país en diversos eventos internacionales en los cuales realizó unas excelentes presentaciones.

Los estudios superiores los adelantó en las universidades del Tolima, Facultad de Bellas Artes y la Sabana en la ciudad de Santa Fe de Bogotá).

Gracias a su trayectoria y méritos, en 1978, se vincula al entonces Coldeportes Huila como técnico departamental para implementar la Gimnasia Olímpica en la ciudad de Neiva, que se preparaba para ser la sede de los XI Juegos Deportivos Nacionales de 1980.

Esta vinculación se extendió hasta 1992, en este periodo gestó, impulsó y desarrolló la gimnasia, adelantando así, una trascendental labor en este campo.

En 1981, se vincula como docente de Artes Pláticas del Colegio INEM, Julián Motta Salas. En este mismo año contrae matrimonio con Ligia Del Rocío Quintero Dussán, de cuya unión hay tres hijos: Ismael Andrés, Katherine y Daniel Hernán.

Ligia, alumna, compañera y esposa, nos ayuda a contar la historia de Ismael, un hombre sencillo, pero profundo desde su sabiduría, enamorado del deporte, la música, la pintura y la vida.

“Me conocí con Ismael porque yo practicaba saltos fundamentales, mi primer encuentro con él fue cuando tenía que ir al gimnasio a perfeccionar los giros”, recordó.

“Nos casamos en 1981 y de nuestro matrimonio quedaron tres hijos: Ismael Andrés, Catherine y Daniel Hernán…”, sostuvo

Relató además que fue un excelente esposo, un gran amigo, un gran confidente, una persona muy fiel, “fue mi apoyo durante la vida que mi Dios me lo permitió y desafortunadamente se diagnosticó con una patología, la cual lo llevó a su deceso en el 2009”, contó con nostalgia.

: Ismael Rodríguez, fue deportista, entrenador y artista.

El artista

La carrera artística del maestro fue meritoria, desde la época estudiantil expuso su obra pictórica en eventos tan importantes como: V y VI Abril Artístico Internacional, salones locales, regionales, departamentales y nacionales, los museos de la Universidad Nacional y Arte Moderno.

El maestro, además del deporte, la pintura, también nos deleitó escribiendo cuentos, los cuales son inéditos.

Su obra se caracterizó por la franqueza, sencillez, fuerza, son aspectos predominantes en su pintura. Con un lenguaje propio cuenta las angustias, trivialidades, descaros y alegrías; emociones fracturadas por el dramatismo de una realidad plasmada sin matices.

Marcados por un estilo logrado en las cualidades de su origen; (recio, comprometido, con una prudente desvergüenza y una infinita voluntad en el hacer) demuestra un interesante manejo de la psicología cotidiana.

Su particular manejo de la anatomía es cómplice definitivo en el manejo visual de su obra. El ser humano protagoniza sus temas de manera casi narrativa.

Aquellos personajes neutros, cargados, cargados con el poder de actuar una emoción y a la vez capaces de crear una atmósfera ideal para la reflexión sobre el tema humano.

Una vista luctuosa, la fisión de un abrazo estrepitoso, ventanas que violan atormentados espacios, movimientos viscerales, estrellas de viriles anatomías de un pincel.

Ismael Rodríguez Ospina dejó un legado artístico de incalculable valor; dentro de sus obras más importantes están Vivencias, Cristos Ismaelinos, Recogedores de Luces y Estrella e Ilusiones, Música y obra con temas sociales.

Como deportista a nivel nacional representó a Colombia en los Panamericanos en la gimnasia olímpica, ganó medallas en arzones, caballete y en piso. Fue muy bueno para estos tres saltos.

Ya en calidad de entrenador del Huila a donde vino para los Juegos Nacionales del 80, formó deportistas y ante todo personas que hoy continúan su legado como entrenadores.

En el colegio Inem Julián Mota Salas lo vincularon como artista, participó en bienales en Medellín. Hizo múltiples exposiciones en Medellín, Bogotá, Pereira e Ibagué.

Adentrándose en los recuerdos y en las obras del maestro, Ligia habló   desde su óptica del ser que compartió, vivió, admiró y evoca al maestro Ismael.

Hay obras tan hermosas como: “Por favor, no nos dejes, los abrazos, porque creyó siempre en el amor en su obra, siempre plasmaba ventanas que eran las ventanas que nos permitían salir, ver un mejor amanecer y ver que a pesar de todos los inconvenientes que tengamos en la vida, siempre hay salidas”, contó.

Y sumó, como en sus obras, Ismael Rodríguez relata sus vivencias, una de ellas es, Meditación, donde uno se aferra a un punto y no hace, sino mirarlo, pero si levantara el rostro vería muchas salidas.

También pintó muchas gotas de agua, “porque para él, el agua era vida, era el origen de todo, también senos, la leche materna era vida para nosotros los seres humanos”.

Dentro de sus pinturas se destacan además una serie de luces y estrellas, en donde refleja la esperanza, mira la realidad de la naturaleza, todo lo que debemos aprender sobre el amor, porque en todas sus obras pintaba el amor, flores para una mujer, ensoñación y los abrazos. Tuvo una serie de músicos como el abrazo musical, el flautista celestial, porque la flauta para él representaba el sonido.

Pintó una serie de Cristos a los que llamó, Cristos ismaelinos. En el Cristo nos presentan dentro de su obra que era neofigurativista, presenta seres o personas, sin rostro, sin cabello y desnudas, porque él decía que la esencia del ser humano era eso y que el ser humano más que el rostro, que el cabello, que la ropa, era esencia y que todos somos iguales, para él no había color, blanco, negro, mestizo, si no la esencia del ser humano, en la serie de vivencias presenta el Cristo desnudo sin cabello mostrando la realidad de lo que fue Jesús, admiraba a Jesús.

Su familia recibió un legado artístico de incalculable valor.

Enseñanza en la enfermedad

Ligia del Roció Quintero, destacó como Ismael, no solo le enseñó de la vida, del arte, de la música, sino que a través de una penosa enfermedad que debió soportar durante tres años, le transmitió otra enseñanza.

Desafortunadamente, se diagnosticó con una patología que lo llevó a su deceso, estoy muy contenta de que en mi vida haya estado una persona de las calidades de Ismael Rodríguez, llevábamos 28 años de casados cuando él falleció”.

Les transmitió una enseñanza durante tres años en su enfermedad, que cada vez lo iba poniendo más frágil, claro que, con algunos momentos de debilidad, “como mantener la fe, hasta último momento no la perdió, fue positivo, hablaba con una fortaleza impresionante”.

Padeció, Esclerosis Lateral Amiotrófica, lo que llaman ELA, es una enfermedad tenaz, que no tiene cura y que va reduciendo a la persona y prácticamente la limita en sus movimientos hasta causarle la muerte.”, relató, Ligia del Roció Quintero, quien prefiere mantener vivo el recuerdo del Ismael que un día conoció y le transmitió de la vida aún camino a la muerte.

“Gold Status”: Reconocimiento internacional para la E.S.E Hospital Universitario Hernando Moncaleano Perdomo, en atención de accidentes cerebrovasculares (ACV)

Camila España de la Oficina de Calidad; Jorge Luis Manchola, Coordinador de la Oficina de Referencia y Contrarreferencia; Margarita Arias, Coordinadora del Servicios de Urgencias; Juan Diego Fierro Oliveros, Gerente del Hospital Universitario Hernando Moncaleano Perdomo de Neiva; Ingrith Paola Gaitán Díaz de la Unidad Cardiovascular; y Mónica Bibiana Martínez Macías, Asesora de Acreditación.

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