Desde su llegada al poder, están escribiendo un capítulo oscuro en la política colombiana. Se distancian de la decencia, la austeridad y la transparencia. A su paso, van dejando una huella indeleble de excesos, extravagancias, derroche y corrupción. Y no pierden tiempo, como si el mundo se fuera a acabar mañana. No han dejado pasar una semana sin escándalos.
Así comenzó “el cambio”. Por ejemplo, Petro y Francia, llegaron exigiendo la compra de electrodomésticos y lencería por más de 170 millones de pesos: televisores de 27 millones, plumones de ganso de 4 millones, sábanas de 500 hilos, licuadoras digitales, cubiertos de plata, y otros lujos. El mercado de las residencias de la presidencia y la vicepresidencia nos cuesta 30 millones de pesos.
Crearon un ministerio (de la Igualdad) con una frondosa burocracia, para la cual tomaron en arriendo oficinas por 2.700 millones de pesos. Los viajes al exterior de Petro (39) y Francia, con sus numerosas comitivas, han costado más de 40 mil millones, contribuyendo a esparcir el virus de la contaminación por el planeta.
Y lo conocido recientemente: el séquito de la ‘primera dama’ Verónica Alcocer -maquillador, vestuarista, masajista, fotógrafo, su mejor amiga y una asesora personal- cuesta más de mil millones. La nueva flota de 31 lujosos vehículos, adquiridos por el canciller Leyva, costó 6.240 millones de pesos. Por el periódico ‘Vida’ de 500 mil ejemplares, pagaron 653 millones; allí publicaron cifras falsas y maquilladas de la gestión de Petro. Y se inventaron remodelaciones en las casas presidenciales, por 10.600 millones de pesos.
Capítulo aparte merece el alquiler de una casa (50 metros cuadrados) en Davos, Suiza, por cuatro días, con un costo superior al millón de dólares. La FM preguntó al aire al propietario de la casa vecina y confirmó que el valor de la suya es de 170 mil dólares. Además, gastaron más de 1.500 millones de pesos en: traductor, bailarines, barista, jipao, pantalla led, personal de apoyo, alojamientos y alimentación. Y, para la degustación del café, contrataron una empresa española. Algunos medios investigaron que detrás del gran negocio estuvo Juan Carlos Montes, prófugo contratista de la máquina tapa huecos en Bogotá y el que grabó a Petro en la clandestinidad, recibiendo y empacando dinero en una bolsa.
Por lo anterior, causa indignación el discurso de Petro justificando su reforma tributaria, que este año costará sangre a los colombianos; y el incremento de la gasolina que, en 15 meses, subió el 62 por ciento; y el anuncio de una nueva tributaria, con el sofisma de bajar impuestos a las empresas y subirlos a personas naturales, que el año pasado contribuyeron con 19 billones de pesos. Pero, la ejecución del presupuesto de inversión es la más baja de la historia, lo cual indica que, el erario público se va en escandalosos gastos.
Ojalá los organismos de control actúen, porque el brutal derroche y la corrupción con el presupuesto público no tienen perdón. Y a los colombianos nos corresponde defender el país en la calle; y denunciar a los congresistas que aprueban todo, a cambio de mermelada.