El gobierno de Gustavo Petro abrió recientemente una mesa de diálogos de paz con la Segunda Marquetalia, el grupo de disidentes de la antigua guerrilla de las Farc liderado por ‘Iván Márquez’.
“Coincidimos en la necesidad de llevar a cabo un proceso de paz ordenado, ágil, riguroso y respetuoso, que brinde tranquilidad y certezas a la sociedad colombiana en el compromiso genuino de la solución política y la construcción de la paz”, fue el mensaje conjunto que entregaron tanto el gobierno de Petro como ese grupo criminal.
En la misma declaración, las partes le solicitaron a Cuba, Noruega y Venezuela sus buenos oficios para llevar a cabo las negociaciones. De destacar que la Segunda Marquetalia se ha comprometido a renunciar al secuestro extorsivo.
Bajo su llamada política de ‘Paz total’, tiene ahora el gobierno de Petro tres mesas de negociación vigentes: con el Eln, el Estado Mayor Central o las disidencias al mando de ‘Iván Mordisco’ y la guerrilla del Eln.
Para nadie es un secreto que las mesas con el Eln y el Estado Mayor Central no han tenido mayores avances. Las conversaciones, con crisis a bordo, aún no tienen un impacto real sobre la pacificación del país. Las masacres, los asesinatos de líderes sociales, los secuestros, las extorsiones, el reclutamiento de menores de edad, los confinamientos, entre otros vejámenes, siguen a la orden del día.
Lo que sí ha pasado es que el Eln ha intensificado sus alianzas con grupos de delincuencia común, mientras que el Estado Mayor Central se ha dedicado a ampliar sus estructuras armadas en varias regiones del país, incluyendo el Huila.
Ojalá, estas negociaciones con la Segunda Marquetalia no sean un ‘respiro’ para este grupo armado y una ‘pesadilla’ para la ciudadanía, que en el caso del Huila, está sitiada por las extorsiones.