Después de la muerte de Carlos Castaño en abril del 2004, la comandancia de las Autodefensas Unidas de Colombia fue asumida por Salvatore Mancuso, un ganadero cordobés quien junto a los hermanos Castaño, fue creador de las AUC a mediados de los años 90, época en que Álvaro Uribe era Gobernador de Antioquia e impulsaba la creación de las llamadas Cooperativas Convivir, organizaciones armadas de extrema derecha cuyo propósito era combatir no sólo a la guerrilla sino a la izquierda que se consideraba su aliada.
Impulsadas desde el gobierno, recibieron todo el apoyo del Ejército, la Policía y el Das, como también de industriales, banqueros y terratenientes, muchos de los cuales se habían ligado al narcotráfico y vieron que esta era la mejor forma de mejorar su negocio y financiar el nuevo aparato militar. Así el paramilitarismo creció y se volvió fuerte.
Al llegar a la presidencia Álvaro Uribe Vélez en el 2002, ofreció una negociación de paz con las AUC, que tan positivamente habían contribuido a su elección. En este proceso se desmovilizaron cerca de 30.000 paracos que ya llevaban más de 300.000 víctimas de todos los delitos según informes de organizaciones de derechos humanos sobre masacres, atentados terroristas, desapariciones, violencia sexual, reclutamiento de menores, despojos de tierra a los campesinos, etc.
Nada de esto impidió que el 28 de julio de 2004, el Congreso en pleno aplaudiera a rabiar el discurso de 45 minutos pronunciado por Mancuso acompañado de Ernesto Báez y Ramón Isaza. Esos que aquel día lo aplaudían, hoy lo insultan y vilipendian como el peor bandolero, por haber regresado a contar la verdad de cuanto sucedió.
Mancuso fue extraditado a Estados Unidos en 2008 para responder ante la justicia de ese país por los delitos de narcotráfico. Allí fue condenado a 15 años de prisión, los que terminó de purgar a comienzos del 2024. Ahora vuelve a Colombia, a darle la cara a las víctimas, pedirles perdón y contribuir al esclarecimiento de la verdad. Esta disposición suya de dar su aporte a la paz total fue lo que llevó al presidente Gustavo Petro, a ofrecerle la oportunidad de convertirse en Gestor de Paz del gobierno.
En unas declaraciones de la semana pasada dijo, entre otras cosas, lo siguiente: “Imagínense lo que yo sé y lo que mandé hacer …Tengo más de 300.000 asesinatos encima … Si, yo soy un monstruo, pero son peores los que me dieron las armas y el billete. Me tienen tirria los que anduvieron conmigo en esa joda. Soy parte y testigo como lo son, militares, ganaderos, paracos, empresarios y parapolíticos que me acompañaron…. Infiltré todos los poderes”.
La protección de Mancuso es hoy una de las principales responsabilidades del gobierno como parte del esclarecimiento de la verdad.