Mauricio es hermano de Juan Carlos Aguirre Macías, una de las víctimas por ‘falsos Positivos’ en el Huila, que luego de ser identificado por su familia y enterrado en el Cementerio Central en el 2012, fue desaparecido dentro del mismo en el 2017. Solo hasta este año, la parroquia informó de la ubicación de sus restos en la bóveda 354 del ‘Monumento 14’.
María Alejandra Ruiz Mallungo
Periodistamultimedia2@lanacion.com
Mauricio Aguirre, es uno de los rostros de la lucha de las familias víctimas por ejecuciones extrajudiciales realizadas por el ejército entre los años 2005 y 2008, en el marco del conflicto armado interno en el departamento del Huila.
La travesía de Mauricio, por limpiar y dignificar el nombre de su hermano, Juan Carlos Aguirre, inició el 1 de febrero del año 2008, luego de que este saliera a comprar unos cigarrillos a la tienda, que quedaba a dos cuadras de su casa, en el barrio Santa Inés de Neiva y desapareciera.
Para el momento de los hechos, Mauricio vivía en la ciudad de Bogotá, al ver que pasó una semana y su familiar no aparecía por ningún lado, viajo a la capital opita y junto a su madre, Gladys Macías, interpusieron la denuncia por desaparición ante la Fiscalía, sin embargo, esta no fue recibida. Desde entonces la espera por saber sobre Juan Carlos, se volvería larga.
La búsqueda
“Mi nombre es Mauricio Aguirre, soy hermano de Juan Carlos Aguirre, muerto el 1 de febrero del 2008, por integrantes de la Novena brigada del ejército, a mando del Señor Andrés Felipe Ramírez Gómez, en la vereda Potreritos, zona rural de Íquira”, así inicia narrando su historia Mauricio, con fuerza y vehemencia en sus palabras.
Durante cuatro años luego de la desaparición de su ser querido, la familia Aguirre Macías, buscó por todos los medios que tenían a su alcance a Juan Carlos, Con fotografías en medios de comunicación, avisos en radio, entre otros. Hasta que el 12 de marzo del 2012 “los señores de la HJ Doble k un medio de comunicación (radial) del Huila nos informa que el cuerpo hay que ir a reclamarlo a Fiscalía”, sin embargo, las cosas no serían tan sencillas.
Juan Carlos ya había aparecido, pero no con vida. Luego del reporte recibido por la radio, Mauricio y su madre, comenzaron las diligencias en la fiscalía, “fuimos y después nos dijeron que lo tenía el Juzgado Penal Militar, subimos al Batallón y empezamos un conflicto porque no me lo querían entregar, porque supuestamente él era guerrillero, ese cuerpo era de combate, porque había sido dado de baja en combate”, cuenta a LA NACIÓN.
Durante el proceso de entrega del cuerpo de su hermano, se entera por los informes que los militares habían entregado al batallón, la forma en que había muerto su hermano, “me le dieron tres impactos, él hizo el informe, (Felipe Ramírez) después el cuerpo fue trasladado a Neiva y aquí lo enterraron en la bodega, como persona no identificada”.
Según estos mismos documentos, Juan Carlos, pertenecía a la desmovilizada guerrilla de las Farc, con el alias de “El Cura” al cual había sido dado de “baja” en un combate en Teruel, Huila.
Luego de idas y vueltas, realizando los papeleos pertinentes, “me lo entregan el 3 de julio del 2012, criminalista de la Fiscalía, en el cementerio. Ellos vuelven y me arman el cuerpo de mi hermano, ya no tenía carnecita, eran huesos, yo no lo toqué, ellos procedieron me lo depositaron en una bolsa. Yo ya llevaba el carro fúnebre y el ataúd. Lo pusimos ahí, lo subimos al hospital. De ahí salimos y lo llevamos a la funeraria de San José, durante dos horas y después pasamos a la iglesia, San José y a las 3:45 estábamos en el cementerio, enterrándolo en la bóveda 764”
Perdido en el cementerio
A pesar de haber podido darle descanso en eterno a Juan Carlos en ese momento y cerrar el ciclo de búsqueda, las cosas no serían tan pacíficas para la familia.
Para el año 2017, Mauricio volvió al Cementerio Central de Neiva, a dar el último adiós a un tío, estando allí, aprovechó para visitar la tumba de su hermano, pero en el lugar, se encontraba enterrado otro cuerpo. “Ahí fue cuando conocí Harvey (el sepulturero). Le dije, Harvey, me sacaron a mi hermano de la bóveda ¿por qué si ese cuerpo es un cuerpo de investigación por la JEP? Él me dijo, vaya hable con la parroquia. De la rabia, Yo no quise ir a hablar con la parroquia, sino que inmediatamente me trasladé y puse la denuncia a la JEP” expone Mauricio.
Desde ese momento, los Aguirre Macías, no sabían dónde se encontraban los restos de su familiar, “el sepulturero no quiere decir, pero el cuerpo de mi hermano lo tuvieron en una bolsa, ahí en la administración”.
La Parroquia, en audiencia ante la JEP, manifiestan que no tenían contactos con los cuales poder comunicarse con la familia de Juan Carlos, para avisarles que se iban a mover los restos, sin embargo, Aguirre no le da crédito a esa versión, “los teléfonos de mi madre y el mío no han cambiado, es el mismo teléfono y ellos sabían. Yo iba constantemente”.
Los libros donde se encontraban la información de contactos a familiares, según declaraciones de la parroquia, se encuentran desaparecidos.
Cadena de Custodia
La indignación por tal “injusticia” acelera su voz. Cita al procurador Jairo Acosta, respecto a los casos de los cuerpos que son materia de investigación judicial: “Cuando un cuerpo es objeto de una intervención judicial, así sea en el cementerio público o privado, no es solamente evidencia, sino una cadena de custodia que directamente lo debe dirigir una autoridad judicial y ese cuerpo no lo ha de manejar ni el párroco ni los sepultureros”.
Por lo tanto, califica de negligente la acción de la Iglesia La Inmaculada de Neiva el hecho de haber movido los restos de Juan Carlos sin previa autorización, “porque ese cuerpo ya estaba en manos de la JEP, era un cuerpo judicial, ya había un folio de 208 páginas en el Batallón Tenerife diciendo cosas bárbaras y mentiras de mi hermano el cual Andrés Felipe firma”.
El caso de Juan Carlos Aguirre Macías, empezó un proceso en el juzgado Penal Militar, pasó luego por acciones de sus familiares a Juzgado Ordinario y de allí, después de todas las pruebas presentadas, pasó a ser de la Jurisdicción Especial para la Paz, Huila.
Siete Años después
Luego de la insistencia por parte de Mauricio Aguirre, de la mano de Obsurdh y con la declaración de las medidas cautelares en el 2021, para la protección de puntos de interés dentro del Cementerio Central de Neiva, el pasado 22 de febrero del presente año, en medio de la Audiencia de Seguimiento a las medidas cautelares en el Cementerio Central de Neiva, en la Intervención que realizó el abogado Rodney Becerra, apoderado de la parroquia, declaró que los restos del hermano de Mauricio, se encontraban en la bóveda 354 del ’Monumento 14’.
El día 25 de febrero, una comisión donde se encontraban integrantes de la ONU, la UBPD, la JEP y la familia Aguirre Macías, exhumaron los restos óseos del lugar donde se declaró que estaban.
Aunque esto es un paso para Mauricio Aguirre de lograr la paz y la satisfacción de que su hermano, por fin, pueda descansar en paz y su memoria sea honrada, solo de 15 a 20 día después, se sabrá a ciencia cierta si estos restos pertenecen a Juan Carlos, pero depende de los diferentes análisis que se realizarán.
“hay unos rasgos que me dicen que, si es mi hermano, pero será mejor esperar. A mí no me gusta hacerme falsa expectativas” dice Mauricio.
Trabajar por la verdad
La única certeza que tiene Macías, es la de esclarecer toda la situación con su familiar y luego, ser un líder que ayude a más familias victimas de ‘falsos positivos’ y a las familias buscadoras de desaparecidos, porque entiende el dolor que estas llevan a cuestas.