Es frustrante que la venta de viviendas siga acumulando contracciones mes tras mes en el país, con todo lo que ello representa para una economía como la colombiana en la que la edificación aporta de manera fuerte al mercado laboral.
Las cifras mostradas por el presidente ejecutivo de Camacol, Guillermo Herrera, son elocuentes y constituyen una gran preocupación. Para los primeros dos meses del año, el gremio registró la venta de 20.285 viviendas, lo que representa una contracción de 24,5% frente al primer bimestre de 2023. La vivienda de interés social (VIS) acumuló 20 meses consecutivos de contracciones, mientras que las iniciaciones completaron 12 meses consecutivos de variaciones negativas.
El mismo presidente Herrera reconoce la gravedad de los datos: “Nos preocupa la persistencia de las caídas en los indicadores comerciales. Seguimos registrando variaciones negativas pronunciadas, a pesar de que nos comparamos con 2023 que fue un año malo en términos comerciales”.
Y como es obvio, los inicios de nuevas obras empiezan a mostrar mayores niveles de deterioro, pues según Camacol, este indicador es el que más cae en lo corrido de 2024.
Como es bien sabido, cifras negativas en el sector de la construcción representan más personas desocupadas, gran informalidad y mayor déficit habitacional en las ciudades. Neiva y el Huila, lamentablemente, no se escapan de este mal momento.
Si bien ha habido una reducción en las tasas de interés, ello no es suficiente para conseguir que los huilenses y los colombianos puedan comprar vivienda. Lo que debe haber en realidad es que se pongan en marcha cuanto antes estrategias en ese sentido no solo a nivel nacional sino municipal. Los alcaldes municipales y el gobernador del Huila, Rodrigo Villalba Mosquera, podrían hacer un gran aporte.