Los colombianos, en su mayoría católicos, aprovechan estos días santos no solo para hacer sus demostraciones de fe asistiendo a procesiones e iglesias sino para orar y reflexionar sobre el acontecer local, regional y nacional. Es una pausa que necesita el país, agobiado por la inseguridad urbana y rural, la crisis económica, el alza de los combustibles, los problemas sociales y las tensiones políticas, entre otros.
Y en medio de este panorama, surgen voces como el de la Iglesia Católica, que en el Huila está representada por monseñor Marco Antonio Merchán, obispo de la Diócesis de Neiva.
Monseñor Merchán considera que la Semana Santa “es una semana para vivir la caridad, la fraternidad, el perdón y la solidaridad. Hay tanta gente –incluso, en la puerta de al lado—que está viviendo una realidad difícil y la indiferencia no nos permite verla. Que en esta Semana Santa podamos abrir los ojos para ver esa realidad y compartir desde nuestra pobreza. A veces, una sonrisa, un saludo, un plato de comida, es capaz de transformar un hecho doloroso en algo más llevadero”.
Y tiene razón. En momentos difíciles como estos los colombianos debemos acudir a la solidaridad y a dejar atrás cualquier indiferencia. Solo en la unidad, el país podrá sobreponerse a las dificultades actuales.
El obispo de Neiva también hace la siguiente reflexión que, ojalá, retumbe de manera significativa: “La violencia es siempre pérdida, la violencia es siempre derrota. No podemos permitir que la ambición y los deseos de riqueza se conviertan en los dioses del mundo moderno. El dios dinero, el dios ambición, el dios orgullo, el dios prepotencia, nos está llevando a sacrificar seres humanos; nos está llevando a la muerte y a tantas situaciones dolorosas. Nuestro Dios es el dios de la vida, el dios del respeto, el dios de la dignidad, el dios de la fraternidad. El único sacrificio que Dios nos pide es un sacrificio de amor”.