En el corazón del municipio de Yaguará, Huila, se encuentra una historia de perseverancia, tradición y amor por la tierra que ha perdurado durante cinco décadas. Esta es la historia de Florinda Fierro Cuenca, una mujer valiente que, a pesar de los desafíos y las adversidades, ha llevado adelante un legado familiar que se ha convertido en un emblema local y nacional: los quesillos yaguareños que llevan su nombre.
Hernán Galindo
Acaba de cumplir 80 años de edad, de los cuales ha dedicado 50 a la fabricación de quesillos. Florinda Fierro Cuenca, nacida en 1944 en Campoalegre, Huila, vivió una infancia humilde junto a su madre Rosa María y sus cuatro hermanos en Yaguará.
La pérdida de su padre cuando aún era una niña marcó el comienzo de una vida llena de desafíos, pero también de determinación y coraje.
“Yo nací en Campoalegre, soy hija de Celedonio Fierro y mi mamá Rosa Cuenca, éramos cinco hermanos y ya no quedamos sino dos. Nos trajeron muy pequeños a Yaguará, tenía cuatro años y desde esos tiempos nos tocaba trabajar en las labores del campo que eran las de mis papás. Mamá, en la casa, ella cuajaba leche hacía quesos y mi papá en el campo trabajando”, recordó.
Aunque como algo premonitorio su mamá hacia quesos en la casa, fue hasta los 17 años de edad cuando el destino le deparó un encuentro que cambiaría su vida para siempre: conoció a Humberto Quintero Polanco, el amor de su vida, con quien formó un hogar y tuvo seis hijos. Juntos, enfrentaron las dificultades económicas trabajando en diferentes oficios, desde la recolección de algodón, lavar ropas ajenas, el arte de la costura y la invasión de terrenos.
“Ya cumplí los 80; el 2 de febrero, 80 añitos, nos conocimos acá en el pueblo, éramos vecinos y nos casamos y ahí la vida cambio, al construir una familia y un legado que es lo que hoy perdura, aunque no he hecho algo distinto a trabajar fue una mejor vida”, comentó con respecto a su matrimonio con Humberto Quintero.
Sin embargo, su verdadero destino les esperaba en la fabricación del quesillo tradicional yaguareño. Los primeros pasos en este camino los dio al lado de Antonina Falla, quien fue la creadora del quesillo y abrió el camino para su producción en Yaguará.
Antonina, originaria de Hobo, llegó a Yaguará en los años 60 y, en un ensayo accidental como de laboratorio, descubrió el quesillo hilado que hoy todos disfrutamos. Con valentía y determinación, Florinda aprendió el proceso y dio inicio a su propia producción.
“Yo le aprendí a Antonina Falla; yo estaba muy pequeña, iba a ayudarle a la viejita que era vecina, íbamos no solo yo; íbamos varios por ahí a raspar la pailita y yo dejé muy presente cómo era que se hacia el quesillo”, comentó sobre Antonina a quien le agradece haberle enseñado como algo que le atribuye a cosas de Dios.
Recordó con nostalgia aquellos primeros 17 quesillos que elaboró a partir de 25 botellas de leche, vendidos con la esperanza de un futuro mejor. Con la ayuda de Humberto y uno de sus hijos, llevaron la producción al vecino municipio de Hobo, donde la venta era segura gracias a la carretera nacional al sur que pasaba por allí.
“Empecé a trabajar 25 botellas de leche, y de ahí cuando ya aprendí y mejoré bien, que ya era capaz de trabajar más. Entonces, ya pasé a una caneca, dos, tres, cuatro y hasta hoy que son 30 canecas de leche”, afirmó.
Y agregó: “Mi marido trabajaba, ayudándonos en la distribución y venta, él cogía el canasto y se iba a venderlos a Teruel, a Íquira, Campoalegre, en una moto, cogía la moto y le ponía una canastilla, la llenaba de quesillos y se iba a venderlos a los diferentes municipios, aledaños de Yaguará”, relató Florinda.
Con el tiempo, la producción de quesillos fue creciendo gradualmente. Con la facilidad que brindaba tener una moto como transporte, Florinda aumentó la producción y Humberto se encargaba de la comercialización en varios municipios cercanos, incluyendo Neiva, Garzón, Campoalegre, Gigante, Teruel, Íquira y Algeciras.
No todo ha sido color rosa
A pesar de los desafíos y las dificultades, Florinda no flaqueó y continuó con su emprendimiento. Con el correr de los años, la producción de los Quesillos Doña Florinda fue creciendo gradualmente, gracias al arduo trabajo y al apoyo de su esposo en la comercialización, aunque muchas veces don Humberto llegaba luego de uno, dos o tres días sin producto y sin el dinero.
También recuerda como en los buenos tiempos le salió un contrato para Bogotá a donde enviaba bloques de quesillos: “bloques de cinco libras, se mandaban, así trabajé un tiempo hasta que me quedaron debiendo mucha plata”.
También doña Florinda se queja de la dificultad que existe hoy para conseguir quien trabaje, por eso se dedicó a trabajar primero con su esposo y luego con sus hijos; “ellos todos, porque esto es una empresa familiar. Yo trabajaba con mis hijos, ellos estudiaban y saliendo de estudiar, uno rebanaba, o asaba hojas, y así entre todos le hacíamos al negocito, tocaba”, añadió.
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Florinda abriendo mercados
De Yaguará a Neiva, Garzón, Campoalegre y más allá, los quesillos encontraron su camino en el paladar de muchas personas, incluso más allá de las fronteras nacionales, ya que se puede decir con certeza que tanto en Estados Unidos como en Europa han probado los quesillos de doña Florinda. Hoy, tras medio siglo de dedicación y pasión, los Quesillos Yaguareños de Florinda son reconocidos no solo a nivel local y departamental, sino también nacional e incluso internacionalmente.
Con la tranquilidad de saber que su legado perdurará, ya que sus hijas menores siguen el legado al tomar las banderas de la producción del quesillo tradicional Yaguareño. Doña Florinda celebra junto a su familia y la comunidad este hito histórico, 50 años de trabajo arduo, de dedicación y de entrega constante.
Florinda está orgullosa de su trabajo a lo largo de toda su vida, pero más de sus hijos que logró sacar adelante. Ahora especialmente las mujeres son las encargadas de mantener viva la empresa y la tradición de un producto que identifica a Yaguará y al Huila.
Sus hijos son: Eduardo, el mayor quien es comerciante; le sigue Hernando, quien también es comerciante y comisionista; Esperanza que es ama de casa; Humberto, ingeniero mecánico; María Eugenia Quintero, que sigue el legado de doña Florida en Neiva, tiene su propia producción y sucursal: y Patricia, administradora financiera quien toma las riendas del negocio en Yaguará.
Evolución y retos
Es importante destacar que, a lo largo de estos años, el proceso de fabricación ha experimentado cambios significativos, pero la esencia y el sabor único de los quesillos se mantienen intactos.
Desde la leche cortada con cuajo natural hasta el uso de moldes tradicionales que se fabricaban de unas tiras que se sacaban de la mata de la piñuela, estas hojas se pasaban por la candela y quedaban listas para hacer los moldes, ahora y gracias a una idea que nació en quesillos doña Florinda, los moldes se obtienen de un tubo de PVC o son en acero inoxidable.
“Los quesillos se envolvían sí o sí en hojas de cachaco, lo que les da un sabor único; hoy existe la opción de empacar al vacío, en un taller que realizaron en la Alcaldía para emprendedores, nos brindaron la opción de aprender a empacar al vacío y ahora ese es un valor agregado que le damos a nuestro producto”, aportó Patricia, una de sus hijas.
“Estamos en este momento sacando el quesillo empacado al vacío. De hecho hemos mandado al exterior por familiares que los encargan y aunque todavía no estamos exportando, sí viene mucha ente que dice: yo quiero llevar a Italia, para Nueva York, para Canadá, mi mamá tiene seis nietos viviendo en Estados Unidos unos en Nueva York, otros en Boston, otros se fueron a vivir en México, entonces, cada vez que ellos vienen ellos se llevan quesillos”, agregó.
Florinda ha sabido adaptarse a los tiempos y con ella sus productos, sin perder su esencia. En este aniversario tan especial, LA NACIÓN, rinde homenaje a la calidad, la tradición y al legado Quesillos Yaguareños Doña Florinda, con la certeza de que seguirán deleitando los paladares por muchas décadas más. ¡Felicitaciones, Doña Florinda, por 50 años de sabor inigualable y excelencia!
Finalmente, Florinda Fierro agradeció este reconocimiento e igual se mostró agradecida con Dios y con la vida, pasó de tener un ranchito de bahareque a una gran casa y una gran empresa. “Quiero que me recuerden como una mujer emprendedora que trabajó toda la vida para sacar adelante a sus hijos siendo la reina del quesillo en Yaguará”, concluyó.