Luego de estos días santos, vale la pena que la Iglesia Católica haga un alto en el camino y reflexione en torno a los llamados de atención que ha hecho la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, sobre las medidas cautelares decretadas sobre el Cementerio Central de Neiva.
El más reciente episodio tiene que ver con el ‘jalón de orejas’ que ese tribunal le ha dado al sacerdote y representante legal de la parroquia La Inmaculada Concepción, Pedro María Pérez Trujillo, como responsable de la administración del campo santo. Este regaño llegó acompañado de la apertura de un incidente de medidas correccionales ordenado por el magistrado Gustavo Adolfo Salazar Arbeláez, presidente de la Sección de Primera Instancia para Casos de Ausencia de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad (SAR), de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Tal como lo informó este diario hace algunos días, la decisión, que también cobija al abogado y asesor jurídico de la parroquia, Rodney Becerra Medina, se originó por las respuestas incompletas que entregó el párroco a la SAR sobre el destino final y disposición del cuerpo o cuerpos que reposaban en el sitio de interés en la tumba 58 en el sector 3; los planos del ‘osario común’ y una explicación detallada del uso que se le da a dicho osario, incluyendo los libros de registro de inhumaciones y exhumaciones, entre otros puntos de interés para la SAR.
“Las respuestas emitidas por la parroquia no contestaron puntualmente los requerimientos de información efectuados, por lo tanto, incumplieron a las expectativas de las víctimas y de las organizaciones frente al compromiso de la entidad religiosa con respecto al trámite cautelar”, dijo el magistrado Salazar Arbeláez.
Este tipo de reclamos de parte de un tribunal de justicia le hacen un enorme daño a la Iglesia Católica, cuyos representantes desde el púlpito abogan por la verdad y la defensa de los más humildes. Por eso mismo, el llamado de la JEP debe ser acatado con seriedad y respeto. El silencio del padre Pérez Trujillo a explicar públicamente qué está pasando es frustrante.