La Federación Nacional de Cafeteros es hoy uno de los gremios más organizados y democráticos de la agricultura del país. Con casi 100 años de historia, la Federación de Cafeteros es el representante válido de cerca de 550.00 familias cultivadoras del grano en 23 departamentos del país, incluyendo el Huila, primer productor de café durante más de una década.
La Federación de Cafeteros es además una institución que cuenta con representantes nacionales, departamentales y municipales que son elegidos democráticamente cada cuatro años en más de 580 municipios del territorio colombiano.
Nadie puede desconocer –y los huilenses son testigos—de los logros que ha liderado, en medio de un camino de espinas y rosas, el gremio cafetero para el mismo sector, las regiones productoras y la economía colombiana. Tampoco nadie puede atreverse a ignorar la gran fortaleza y la capacidad de convocatoria de la Federación.
Por eso, sorprende y desconcierta que el presidente Gustavo Petro haya escogido el atajo de la pugnacidad para desestabilizar la Federación Nacional de Cafeteros y, caprichosamente, hacer ver mal la gestión del primer huilense que hoy lidera ese gremio.
Germán Alberto Bahamón Jaramillo llegó el año pasado a la gerencia de la Federación de Cafeteros como un reclamo airado de los caficultores del Huila. Su designación fue un reconocimiento al liderazgo que esta región ha conquistado a pulso en la actividad cafetera.
Bahamón Jaramillo ha estado además en una gran disposición de diálogo con Petro y sus representantes para emprender juntos políticas dirigidas a meterle más fuerza al motor de la prosperidad del negocio y el bienestar de los productores.
Un gremio cafetero paralelo prometiendo subsidios y créditos a diestra y siniestra no es la salida. El Gobierno Nacional requiere de la articulación, la representatividad y la experiencia que instituciones como la Federación Nacional de Cafeteros ofrecen.