Le ha quedado muy claro esta semana al presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, la inmensa preocupación en regiones como el Tolima y el Huila por la expansión de las disidencias de las Farc, que como lo reconoció el propio ministro de Defensa, Iván Velásquez, se han aprovechado de la ‘Paz total’ para reforzar sus filas en número de hombres y desplegar actividades criminales que afectan a la sociedad civil.
Ha sido el ministro Velásquez el pararrayos de esa andanada de reclamos de la ciudadanía, atormentada cada vez más por los atentados terroristas y las extorsiones. Hay además preocupación por la ‘carnetización’, los homicidios selectivos, los confinamientos, los desplazamientos forzados y el reclutamiento de menores de edad, entre otros delitos.
El ministro de Defensa estuvo en Neiva presidiendo un consejo de seguridad y se encontró con la solicitud respetuosa, pero decidida, de los mandatarios del Tolima, Huila y otras regiones vecinas de levantar el cese al fuego con las disidencias de las Farc al mando de ‘Iván Mordisco’.
Como ese cese al fuego se levantó en Cauca, Nariño y Valle del Cauca, muchos de estos miembros de las disidencias –o Estado Mayor Central como se autodenominan– se han trasladado a ‘acampar’ al Tolima y al Huila, lo que repercutirá directamente en la seguridad y tranquilidad de la ciudadanía.
El ministro Velásquez escuchó atentamente a los gobernantes municipales y regionales y convino en que trasladará la inquietud al presidente Petro, quien según él, es el único que decide si hay o no cese al fuego con los grupos ilegalmente armados.
El ‘balón’ de si se levanta o no el cese al fuego con las disidencias para que las Fuerzas Militares y de Policía puedan combatirlas con propiedad, está ahora en manos del mandatario. En manos del presidente Petro está la tranquilidad de los pueblos y territorios.