Sorprende que en medio de la ‘Paz total’, la política a través de la cual el Gobierno de Gustavo Petro ha acogido generosamente a las disidencias de las Farc y otros grupos ilegalmente armados, el departamento del Cauca sea epicentro de una escalada de violencia con explosivos y ataques a unidades policiales y militares.
En realidad, es la de varias en lo que va de este gobierno y la de muchas en los últimos gobiernos. Lamentablemente, cada vez que quieren ‘desquitarse’, presionar, chantajear o enviarle un mensaje al Presidente de turno, grupos ilegalmente armados, envalentonados por la plata del narcotráfico, atacan inmisericordemente a los pueblos caucanos.
La escalada de violencia esta semana en el Cauca, que ha incluido la detonación de un carro-bomba con el que se despertó ayer el municipio de Miranda a pocos metros de la Estación de Policía, ocurre en momentos en que las disidencias de las Farc al mando de ‘Iván Mordisco’ están presionando al presidente Petro para que restablezca el cese al fuego en ese departamento, Valle del Cauca y Nariño.
Tras levantarse ese cese en pasados días, las disidencias de las Farc han sentido que las Fuerzas Militares están llegando a sus escondites y que no les están dejando mover con facilidad los cargamentos de droga. Por eso, han reaccionado con esta escalada de violencia.
Recién llegó Petro al poder, las disidencias de ‘Mordisco’ le enviaron un mensaje al mandatario con la masacre de los 7 policías en el corregimiento de San Luis, zona rural de Neiva. A las pocas semanas, terminaron sentándose a negociar, en un proceso que el grupo ilegalmente armado ha aprovechado muy bien para fortalecerse y extender sus ‘bloques’ y ‘frentes’ a más regiones del país, incluyendo al Huila.
¿Qué hará Petro? ¿Quién protege a los caucanos? ¿Por qué aún Petro no toma una decisión definitiva en torno al futuro de los diálogos de paz con las disidencias de ‘Mordisco’?