El Mingo Pinzón nació hace más de 20 años por iniciativa del empresario, Jesús Oviedo Pérez, y el nombre del premio recuerda al deportista neivano José Domingo Pinzón Cuenca, quien demostró un gusto importante por la actividad deportiva. Fue ciclista, boxeador, futbolista y también practicaba el basquetbol.
En la década de los 90, el Diario LA NACIÓN, por iniciativa de Jesús Oviedo Pérez, tomó la decisión de realizar una ceremonia en la que se exalte o premie a lo mejor del deporte huilense. Sin embargo, en esa época, aún faltaba lo más importante: el nombre de dicha celebración.
Después de mucho pensar y tomar ideas de la ciudadanía en general, el nombre de José Domingo Pinzón apareció en el radar. En dicho momento, esta casa editorial tomó la decisión en homenaje a este héroe del deporte huilense, de llamar a esta ceremonia Mingo Pinzón.
Su historia
José Domingo Pinzón Cuenca nació en Neiva. Sus primeros años de escuela transcurrieron en la escuela central “Ricardo Borrero Álvarez” y, luego, al llegar al bachillerato, en el colegio nacional Santa Librada. Su interés deportivo surgió probablemente por esos años cuando, con otros grupos de jóvenes, intentaba sobresalir sin patrocinio ni apoyo de ninguna naturaleza.
Gracias a su insistencia, participó en una Vuelta a Colombia. Pero no fue el ciclismo su única pasión. El boxeo (lo conocieron como ‘kid Gavilán’), el fútbol y el basquetbol (intervino en un representativo departamental) hicieron parte de su gusto por la actividad deportiva.
Su vida
Su vida personal y laboral estuvo marcada también por un comportamiento ejemplar, que mereció el reconocimiento de muchos sectores sociales. Al servicio de la actual Dirección de Impuestos (entonces Oficina de Impuestos Nacionales), ocupó espacios sindicales, que le permitieron impulsar logros y llevar una representación digna para los trabajadores de la época. Fue vicepresidente del sindicato y permanente en su representación laboral en los años setenta.
“Andar en la ciudad de Neiva en compañía de José Domingo significaba relacionarse con cualquier cantidad de amigos, de las clases sociales, cultural, política y desde luego deportiva, vigente por la época en la región”, dijo en su momento Antonio Germán Castañeda, amigo de José Domingo Pinzón.
“A José Domingo lo acompañó siempre un espíritu alegre, social, franco, generoso y dicharachero, provenientes de su amplio conocimiento de las gentes de la región, las buenas maneras y su deseo de ayudar a las causas del Huila”, complementó Castañeda.
Adicionalmente, Castañeda comentó en su momento que “su vida familiar no dejó de ser su principal objetivo, y la dedicación a su esposa, Cecilia Vargas, y a sus cuatro hijos, a quienes consagró toda su corta existencia y logró dejar bien educados y con proyección profesional”.
Su muerte
Al “Negro Mingo”, como le conocían sus amigos, le caracterizaba, además, su menuda corpulencia, que no reflejaba sus dotes para el deporte, cuya práctica jamás abandonó. El 7 de octubre de 1979, cuando hacía un recorrido en inmediaciones de Los Altares, en cercanías del municipio de Gigante, perdió el control de su bicicleta y sufrió un accidente que terminó con su vida. Sin embargo, su amor por los más altos valores de la existencia, que se reflejan en el deporte, le acompañarían más allá de ese momento.
Tenía tan sólo 43 años de edad cuando un accidente en su bicicleta le quitó la vida. El trágico episodio lo hizo aún más grande, pese a que muchos parecían no reconocer su monumental calidad humana, y el esfuerzo deportivo que se tradujo en triunfos e hizo de él una leyenda. Como si el destino hubiera fraguado algo especial para él, falleció así, montando una bicicleta.