Serios cuestionamientos sobre presunta negligencia enlodan nuevamente a reconocido cirujano de Neiva. Mónica Motta Calderón señala al médico Juan Canencio de ser el responsable del complejo estado físico y emocional que hoy enfrenta a causa de una mastopexia en T invertida con implantes que le realizó. Canencio se defendió y arremetió contra los medios de comunicación, sin embargo, minutos más tarde, reconoció el valor periodístico y pidió manejar los hechos con prudencia. “Para mí ha sido una pesadilla y quiero que no le permitan operar más. Iré hasta las últimas consecuencias, a mí ya no me va a detener nadie”, dijo la mujer.
Johan Eduardo Rojas López
Periodistamultimedia4@lanacion.com.co
Nuevamente un cirujano plástico de Neiva está en el ojo del huracán, debido a una grave denuncia realizada por una paciente huilense que reside en Madrid, España, y aprovechando su visita al departamento, decidió someterse a una cirugía estética que la ha puesto a padecer lo que jamás se imaginó. Todo a cuenta de la presunta negligencia del experto de la salud y su equipo de trabajo.
El procedimiento quirúrgico pasó de convertirse en una ilusión para quererse ver más bella, a una de sus peores pesadillas que hoy la obligan a emprender un proceso legal por las afectaciones a continuación expuestas.
Un viaje sin retorno
Mónica Motta Calderón, en diálogo con LA NACIÓN expuso que mañana completará un mes de su calvario. Exactamente, el pasado 6 de mayo de 2024, entró a una cirugía en aras de realizarse una mastopexia en T invertida con implantes y otra serie de intervenciones, que la tuvieron en el quirófano por cerca de 6 horas.
Aunque su visita a Colombia y el Huila el pasado 24 de abril, se dio principalmente por su hijo de 8 años, la joven denunciante aprovechó para realizarse varios procesos estéticos para embellecer su imagen. Por eso, desde España empezó a buscar la mejor opción.
“Yo desde que estaba en Madrid estaba buscando opciones de cirujanos para operarme; miré mucha publicidad del doctor Juan Canencio, me contacté con él, pagué una valoración virtual, me dio un precio y así concertamos la fecha y hora de la cirugía. Cuando llegué a Colombia, yo me contacté con él, viajé a la ciudad de Neiva y a simple vista uno ve una empresa con todas las de la ley”, sostuvo Motta Calderón.
Esa primera impresión le generó confianza porque se suponía que estaba en las mejores manos y no en una clínica de garaje. Fue así como se programó la operación en la clínica Alejandría, la cual duró cerca de 6 horas. En un principio todo transcurrió bien dado que no tuvo ninguna afectación por la anestesia y eso hizo que le dieran salida al día siguiente.
La dicha no duró
Sin embargo, un día después mientras la bañaban se percató de que su seno derecho estaba absolutamente negro “como si estuviera podrido” y, ante su duda, el médico Canencio, según ella, le dejó claro que todo estaba dentro del marco de la normalidad y, por ende, no había de qué preocuparse, pues ese color se debía a que durante la anestesia se rompió un “vasito”.
“Como uno no sabe de esas cosas, uno cree en la palabra del profesional y pues no le vi mucho problema. Pero pasó el tiempo y al cuarto día se me empezó a remover la piel del seno izquierdo y eso olía a feo, además de que, se estaba pegando a la gasa que ellos me ponían. Entonces, claro, yo al día siguiente le dije nuevamente al doctor y esteticista que estaba pendiente de mí y me respondieron que eso era normal porque eso es piel muerta y tiene que caerse para que ahí si cicatrice”, contó la paciente.
Con el pasar de los días todo fue empeorando, llegando en la actualidad a tener que someterse a una cirugía de “reconstrucción” y, posiblemente, enfrentándose a la pérdida de la mitad de su pezón y la areola. Aunque el olor duró pocos días, al igual que las náuseas, el médico tratante decidió reforzar el consumo de medicamentos para evitar una infección. Durante todo este tiempo, de acuerdo a su testimonio y pese a la gravedad de su estado, solo fue atendida tres veces en la clínica en cuestión.
La esperanza se murió
Su último aliento de fe, era que cuando le quitaran los puntos, todo cambiara, entre otras cosas porque tenía claro que los resultados de una cirugía de tal origen, se evidencia después del mes. Sin embargo, cuando esto sucedió, la inflación no disminuyó y la crítica situación no dio tregua, puesto que día tras día la herida ha empeorado, al igual que el dolor.
Manifestó en ese sentido que, “cuando me quitaron los puntos, mi seno derecho estaba totalmente dañado y el izquierdo se había abierto donde tengo la T invertida. Entonces el doctor lo que hizo fue coserme como si yo fuera un marrano y en la otra teta solamente me pusieron vaselina y fitoestimulina, mientras que seguía sangrando”.
Su indignación creció por el ‘cinismo’ que, según ella se presentaba, pues en varias oportunidades le expresaban que tenía “el seno muy bonito”, cuando en realidad ella no los veía así. Y como si fuera poco, al ella exponer que no se veía bien sus senos, el doctor le contestó: “pues no se lo mire, pero de manera fea. Entonces yo le respondo que cómo así, que es mi cuerpo y me dijo: que es normal, que una herida no hay que vérsela. Pero gracias a Dios yo tengo pruebas”.
Sumado a eso, le sugirió de acuerdo con su testimonio, devolverse para Pitalito argumentando que estando al lado de su gente, mejoraría su condición emocional y, por consiguiente, cicatrizaría mejor; pretensiones a las que ella no accedió.
“No me estaban diciendo la verdad”
Fue en ese momento que entendió la gravedad el asunto, todo a raíz de una llamada de una de sus amistades que se desempeña en el ámbito de salud, quien la alertó sobre una necrosis del pezón y estando ella en la clínica en uno de los posoperatorios, se derrumbó porque confirmó que “la estaban engañando”. De hecho, una persona de la misma clínica la instó a hacer justicia.
En ese instante les hizo saber que le estaban mintiendo y descaradamente, de acuerdo con su narración, la hicieron pasar donde la psicóloga que para tranquilizarla oró por ella ahí mismo. Tras salir del lugar e inquieta por encontrar respuestas, fue a la clínica Vascular y de Heridas, Sanar, en donde en efecto la podían tratar. Dentro de eso un profesional le confirmó que sí era necrosis del pezón, a pesar de que el cirujano plástico lo negó.
“Es que en el momento que él me operó, dejó morir el pezón y entonces lo que hizo fue ponerme el injerto, y me cogió los puntos, pero ya como estaba muerto no hay circulación y claramente al no haber vida, nunca cicatrizó; se empezó a podrir. Yo tenía el apuro de que se me sanara para poder devolverme para España, pero la doctora de allá me dijo que mi herida se demoraría tres, cuatro o más meses y será muy doloroso. Me advirtió que perdería la mitad de mi pezón, areola y que será un tiempo traumático porque las secuelas son difíciles”, afirmó la joven de 28 años.
“Juan Canencio me acabó la vida”
Todo este suceso le cambió su vida 180 grados, pues su trabajo de camarera en un hotel de España está en vilo y su proceso de recuperación será lento. Aunado a esto, se le dificulta dormir y comer, desarrolló anemia y ha bajado más de 10 kilos en menos de un mes. Ese sufrimiento es compartido con su hijo de 8 años quien llorando le pide que no lo vaya a dejar solo.
Con medicamentos trata de disimular y disminuir el dolor que afronta. “Cuando publiqué tenía mucho miedo, pero me armé de valentía. Yo no entiendo cómo este hombre sigue operando y dañándole la vida a muchas mujeres, yo creo que no tiene corazón. Cuando las personas somos de escasos recursos accedemos a los chantajes de gente inhumana. Él acostumbra a comprarlo a uno, pero gracias a Dios yo tengo los medios para no dejarme chantajear”, añadió.
¿Hay reconstrucción?
Dentro de sus averiguaciones encontró que sí hay una solución y es que puede haber una “reconstrucción”, para eso le tocaría someterse a una explantación mamaria, reconstruir con el poco tejido que le quedó para que el seno respire y se evite una posible infección. Pero ojo, a pesar de todo esto, la cicatriz queda y la pérdida de la mitad del pezón también.
Motta Calderón aseguró que, “Han sido los $16 millones peor invertidos y no por la cirugía con la que me quería ver mejor, sino por el resultado que dejó este tipo. A mí me da igual que la gente me juzgue; yo sé que Dios está conmigo y yo no me voy a dar por vencida y haré justicia por todas las mujeres afectadas y por mí. Yo no quiero que este hombre vuelva a operar, lo primero que quiero es que le quiten la licencia”.
Reconoció que sí pide dinero por los daños físicos y emocionales ocasionados, pero ese rubro debe ser determinado por un profesional.
Todo esto ha generado que se sienta burlada y eso la llevó, de acuerdo con su denuncia, a hacer público su caso. Según la joven, la hermana del doctor Canencio le pidió perdón y le dijo que esta es la primera vez que le ocurría algo así. Se comprometieron además a darle $8 millones, pero ese rubro para ella es insuficiente, habida cuenta de que “ese tipo provocó lo que a mí me está pasando y lo que tengo hoy en día. Yo no me lo provoqué; sí fui ingenua, pero es que yo no soy adivina, ni doctora. El mensaje que le envío este doctor es que se arrepienta y les pida perdón a todas las víctimas y que piense el daño que ha hecho”.
Las ‘trabas’ para denunciar
Finalmente, como lo había indicado, ayer se acercó a la Fiscalía General de la Nación en donde no le admitieron la denuncia, algo que la tiene desilusionada porque siente que los entes de control les da igual la salud de los colombianos.
“Me dijeron que ellos no me podían atender porque primero tenía que poner la denuncia en la Secretaría de Salud, pero allá me dijeron que recibían denuncia contra la clínica y yo les dije que no es contra de ninguna IPS, sino contra el doctor Juan Canencio. Entonces no me solucionaron y me dio impotencia. Yo no puedo esperar más porque mi salud corre riesgo y mi estabilidad económica no da para más”, concluyó.
Canencio se defiende
A través de un comunicado de prensa que fue corregido en varias oportunidades, el cirujano plástico algecireño, Juan Canencio, se refirió al caso y, en el primero, se ‘despachó’ contra los medios de comunicación y/o periodistas que están utilizando su nombre e imagen.
Confirmó mediante este documento que, la cirugía sí fue practicada el pasado 6 de mayo de 2024, la cual presentó una complicación postoperatoria propia del procedimiento y que venía siendo manejada médicamente por Juan Canencio y su equipo. De allí que, las declaraciones que realice frente a ese caso las hará exclusivamente ante las autoridades judiciales.
“Desafortunadamente por razones que aún se desconocen y sin autorización médica alguna, la señora Motta Calderón ha decidido iniciar esta serie de publicaciones en redes sociales alejadas totalmente de la realidad fáctica y médica que se presenta, con el objeto, al parecer, de desprestigiar el buen nombre, profesionalismo y honra de Juan Canencio. Debo aclarar que la atención médica de la señora Motta aún continúa, que el suscrito en su calidad de especialista ha puesto todo lo médico y profesionalmente posible para manejar la complicación y dar la mejor solución a la paciente”, se lee en el comunicado oficial.
Añadió además que “sin embargo, la actitud afanosa de la paciente ha llevado el manejo postoperatorio a otros campos en los cuales la ciencia médica no tiene cabida. Al respecto debo advertir que acudiré sin demora a explicar ante las autoridades competentes lo ocurrido médicamente en la atención de la señora Motta Calderón, sin embargo, no voy a ceder ante pretensiones realizadas mediante vías de hecho como publicaciones deshonrosas e infundadas”.
¿En contra de los medios de comunicación?
Canencio solicitó, bajo esta lógica, a los medios de comunicación “la no promulgación de cualquier noticia relacionada con este caso, dado que no existe soporte médico o jurídico alguno que permita siquiera poner en duda mi correcto ejercicio profesional”. Igualmente, pidió que se elimine cualquier comunicación falsa “en la que se me relacione de manera personal pues no he autorizado a ello de manera previa”.
Advirtió que no existe autorización para ningún tipo de publicación con su nombre e imagen, pues su uso exclusivo acarreará las acciones judiciales correspondientes. Acto seguido, se emitió otro comunicado oficial, en donde le baja el nivel contra los medios de comunicación y, por el contrario, les sugiere rectificar la información y dice reconocer el valor de la profesión periodística, por tanto, los invita a manejar estos hechos con la prudencia requerida.
No es la primera denuncia
Este no es el primer hecho desafortunado del apetecido cirujano, pues recordemos que para el año 2020 fue señalado por Jhon Fredy Grisales como el presunto responsable de la muerte de Diana Zulay Caballero, quien murió luego de realizarse unos procedimientos estéticos con Juan Canencio.
Para ese momento el esposo de la víctima indicó que la mujer ya se había realizado hacía unos años atrás varias cirugías estéticas para mejorar su imagen con el médico, por esta razón, decidieron que fuera él mismo quien nuevamente interviniera a la mujer de 34 años. No obstante, una sobredosis de anestesia, según él, fue lo que acabó con la mujer que lo acompañó durante 12 años.