Las fiestas de San Juan y San Pedroen Neiva y sus alrededores es una tradición arraigada en la comunidad campesina, que se prepara con meses de anticipación para celebrar con comida, bailes y paseos, esta es una celebración que mezcla la tradición religiosa con la diversión y el folclore regional. Así eran antes las festividades.
La fiesta de San Juan se celebraba en Neiva y sus alrededores, especialmente en las veredas de Baché, Peñasblancas, San Francisco, El Venado, La Mata, Fortalecillas, El Danzante, El Volador, La Ulloa y El Caguán y otras zonas. Con varios meses de anticipación los campesinos empezaban los preparativos para el San Juan. Estos incluían el cuido y engorde del cerdo, que constituía la comida emblemática de la festividad, y la elaboración de las mistelas con aguardiente, esencias y hojitas de mejorana o yerbabuena.
Las casas eran arregladas, pintadas y aseadas para recibir a los visitantes que llegaban desde la víspera; se compraban las telas para fabricar los vestidos que debían ser estrenados el día de San Juan. Así mismo, se compraban las alpargatas de fique o de lona, los sombreros de pindo o jipas, los aliños para las carnes, las harinas para los bizcochuelos, las botellas de ‘chirrincho’, los tabacos y los voladores.
Cerdo y cordero
En la antevíspera se sacrificaba el cerdo, y en ocasiones, hasta tres o más corderos; en la víspera llegaban los invitados y «se prendía la fiesta con los bambucos…». El baile duraba hasta el amanecer, hora en que después de un suculento desayuno se tomaba el camino del río más cercano para el baño. Era el momento en que las mujeres lucían sus chingues nuevos para sumergirse en las aguas. Los tipleros podían cantarle a las campesinas de sus querencias dedicadas coplas […].
En las veredas durante el San Juan, se iba a visitar las casas de los vecinos. Este peregrinaje fiestero continuaba los días siguientes hasta emparentar con la fiesta de San Pedro, para cuya celebración todos se trasladaban a los poblados.
Fiesta y más fiesta
En Neiva, el día de San Pedro había alborada a las cinco de la mañana con música y pólvora, después venía la misa solemne en honor a San Pedro. A medio día en las casas tenía lugar el almuerzo, con abundancia de asado de cerdo, insulsos, arepas, pasteles, caldo de pollo, maduro cocido y chicha de maíz. En la plaza central se presentaban las danzas de los ‘Matachines’, del Cordón, de los Indios Pijaos, de los Cascabeles, de la Manta, del Caguán y de los Chicoras.
Durante los tres días de la fiesta del apóstol, por las tardes, se mantenía las corridas de toros en la Plaza de San Pedro, fiesta taurina que había iniciado desde los regocijos de San Juan.
Con anticipación a esta festividad la plaza había sido encerrada y los palcos levantados, los ejemplares de Lidia eran traídos de las haciendas cercanas a Neiva.
La diversión comenzaba a las dos de la tarde con la concurrencia de la mayor parte de la población neivana […].
En Neiva, después del toreo la gente se aprestaba para asistir por la noche a los jolgorios o bailes familiares, que tenían lugar en las casas ubicadas en los barrios San Pedro, Quebraditas, Los Mártires, El Altico, etc. Al tercer día de la fiesta sampedrina la gente salía en grupos o parrandas para los paseos, la parranda iba precedida de un conjunto musical compuesto de tambora, chucho, carrasca, puerca y flauta u hojilla de limoncillo.
*Texto tomado de: Tovar Zambrano, B. (2010). Diversión, Devoción y Deseo-Historia de las Fiestas de San Juan, La Carreta Editores E.U. Medellín. Fragmento publicado en el perfil de Facebook de la Academia Huilense de Historia.
Foto: «Fiesta de San Pedro» – 1952. Autor: Alfonso Ramírez Fajardo. Colección Museo Nacional de Colombia.