Entre llanto, el único voceador de LA NACIÓN en Gigante, Huila, agradeció a esta casa editorial la confianza que ha depositado en su trabajo. Silvio Gómez Morera, se recorre diariamente y desde hace cerca de 26 años las calles de la capital cacaotera del departamento, entregando los ejemplares, inicialmente a pie, luego en cicla y en la actualidad en moto. “Esa mancha amarilla la llevo en mi corazón y no la voy a dejar nunca porque ha hecho parte de mi vida”, dijo.
Johan Eduardo Rojas López
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Silvio Gómez Morera, oriundo de El Pital, Huila, lleva más de dos décadas entregando puerta a puerta el periódico LA NACIÓN. Aunque su oficio como voceador arrancó por su cercanía con el periodista Humberto Sosa, la realidad es que identificó allí un modelo de negocio que le permitió no solamente adquirir un rubro económico adicional, sino que además, lo consolidó como uno de los personajes más populares del territorio.
Para ese momento a los periodistas vinculados les daban como cortesía 15 ejemplares que servían como forma de pago y, Gómez Morera, decidió colaborarle con la venta de lo que pudiera en Gigante, un municipio que lo había cobijado años atrás y en donde la presencia del medio para ese momento no era tan grande. Sin embargo, a medida que la empresa fue creciendo, él también ha venido desarrollándose en esa área.
De hecho, sumado al oficio de vigilante en la Institución Educativa Ismael Perdomo Borrero y voceador, también conformó una agencia en compañía de esta casa editorial con la que se movió por varios municipios y en donde desempeña ciertas funciones de asesor comercial.
‘El señor de la prensa’
La distribución del periódico lo ha llevado a darse a conocer y afianzar su relación con los giganteños que durante años han creído en él. “Inicié con 11 ejemplares, después subimos a 35 y ahí me sostuve en ese tiempo. Los fines de semana la cifra se podría duplicar, entonces a uno le quedaban unos centavitos”, sostuvo el representante de LA NACIÓN en Gigante.
Incluso confesó que en algún momento compró varias suscripciones que posteriormente revendía y eso le generaba una mayor ganancia. Pero, pese a esa buena racha, reconoció que la cantidad de ejemplares vendidos ha disminuido a raíz de la pandemia, por lo que, sigue en la lucha constante de llegar a potenciales nuevos clientes que siempre se encuentren satisfechos con los horarios de reparto y el contenido periodístico.
Ese sello inicial que ha caracterizado durante estas tres décadas a LA NACIÓN es de lo que hoy se ‘aferra’ para que los ciudadanos se sigan interesando por los periódicos físicos. “Todo esto me ha servido para darme a conocer más a la gente. Ya aquí me conocen como el ‘señor de la prensa’, es decir, ya no tengo apellido, entonces me hice distinguir ante el pueblo giganteño como un buen voceador y sabiendo llegar con la información. Y, es más, antes se vendía más, pero se ganaban menos, mientras que ahora, para nosotros es más rentable porque el margen de ganancia es más grande”, expuso.
Tuvo que vocear una tragedia familiar
Desde su nacimiento como voceador de mano de LA NACIÓN, a quien como él dice “le ha sido fiel”, identificó que a los habitantes de Gigante los atrae con noticias judiciales, pero jamás se imaginó que en algún momento tendría que vender el periódico con una noticia que exponía la captura de un hermano.
“Fue lastimoso tener que vocear la noticia de un familiar. Ese día vendí casi 74 periódicos, lo hice con dolor en el alma y sabiendo manejar la situación”, agregó Gómez Morera.
Gracias totales
Hoy le agradece infinitamente al señor Jesús Oviedo y el equipo que durante años ha dirigido este medio de comunicación, por la oportunidad que le brindó para demostrar sus capacidades y permitirle ser una persona más educada, formal y dedicada a su trabajo.
“Hablar de esto me conmueve porque yo empecé en la calle a pie, gritando para vender el periódico y al comienzo era muy duro, la gente no compraba y hasta hubo momentos de burla y rechazo. Pero seguimos en la lucha porque me ha gustado poder servirle a un medio tan importante como LA NACIÓN”, concluyó el hombre que está próximo a cumplir 60 años de edad y, al igual que esta, su casa, 30 años laborando.