No a la incertidumbre

Que parodia la de Juan Fernando Cristo, ministro del Interior entrante del actual Gobierno. Cuanta verborrea antes de su designación, en cuanto a la inconveniencia de una constituyente o poder constituido, o como se le llame. Pero tres horas de reunión, más otras dos con el Presidente le bastó para cambiar de posición. Luego, salir con todo un despliegue televisado y patrocinado desde la Casa de Nariño, al mejor estilo de los mensajes dados por el gobierno de Estados Unidos, aún sin tener nombramiento oficial e indicar que es necesario una constituyente, que esta ya no es inconveniente y que se doblarán los esfuerzos para un consenso nacional.

Que luego se cristalice, al menos, no en este periodo de Gobierno en curso. Es decir, en una reelección posible. Esto es como un chiste dentro del mundo de Narnia. El sólo hecho de observar su postura televisada, como convenciendo idiotas, me hizo erizar la piel. No al mejor estilo de Amparo Grisales, sino de sentimientos cruzados. Un personaje que ha estado al servicio en diferentes gobiernos (Samper, Santos), y también como Senador, lo hacen a uno, no solo protestar, sino gritar. No es posible. Lejos de sentirme motivado a su llamado, me sentí tocado con su mensaje a sumarme al sí de una constituyente. A muchos colombianos, creo que les pasó lo mismo.

No estamos en el tren de impulsar constituyentes. Si no, más bien, a impulsar el NO a una constituyente. Cómo no recordar al mismo personaje cuando se tramitó y llevó a cabo el plebiscito por la paz en el 2016. O también, su rol durante el proceso 8.000 en el gobierno de Samper. No se logró un acuerdo en los dos primeros años de Gobierno, cuando se tenía todo un capital político, menos ahora, cuando el desgaste del Gobierno por diferentes factores está al pico.

Eso no suena bien, ni es el momento. Lo he indicado en anteriores escritos, que se debe poner toda la batería en la ejecución de todos los programas implementados para lograr mejores resultados que beneficien a la población. Nos llegó la hora de volver a estudiar y evocar a Norberto Bobbio, quien planteó en toda su obra teórico-política el grueso de su preocupación por lo vivido: desconfianza hacia la política demasiado ideologizada; la defensa del gobierno de las leyes contra el gobierno de los hombres; el elogio de la democracia; la defensa a ultranza de una política laica entendiéndola como el ejercicio del espíritu crítico contra los opuestos dogmatismos de católicos y comunistas y, de paso, el por qué admiraba el sistema político inglés.

Así mismo, toda la disertación sobre el concepto, para ambos moderados, de izquierda y derecha. No como lo concebimos actualmente. Esto nos ayudará a entender que, no debe hacer camino el cambio de Constitución con argumentos no fundamentales. Para ejemplificar, la de México está vigente desde 1917. Chile no la modificó. ¿Entonces?

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