La salud mental: prioridad total

El estrés laboral tiene a los americanos y a muchos trabajadores del mundo altamente preocupados por su incremento, comprobado por una encuesta de Gallup citada por Oppenheimer en su columna virtual en la que según la respuesta de 128.278 personas en más de 100 países el 41% sintió “mucho estrés en las últimas 24 horas versus el 31% hace 15 años (2009)”.

En EEUU y Canadá 49% de los encuestados dice sentir “mucho estrés”, porcentaje mucho más alto, según Oppenheimer, que el promedio mundial. En América Latina este porcentaje es del 44% y en Europa el dato es 37%. En 2023, la Asociación Estadounidense de Psicología reveló que, según una encuesta a 1.501 empleados, 79% había sufrido estrés laboral en el último mes, lo que les generaba pérdida de interés en su trabajo y fatiga física.

Esta es la realidad del famoso “sueño americano” donde la infelicidad laboral es alta y soportado por construir un futuro a costa de sacrificar un presente que muchas veces lleva a la depresión. Dirán algunos que aquí también se produce estrés sin conseguirse lo que en América (me refiero a USA y Canadá) se obtiene. Pero el problema es otro. Precisamente, en Colombia a partir de julio de 2023 la jornada laboral se redujo en una hora, es decir, la jornada laboral es de 47 horas/semana y a partir de julio 16 se reducirá a 46 horas hasta alcanzar 42 horas en el año 2026. El objetivo, como claramente lo expone el columnista de TSM, Faiver Augusto Segura Ochoa, “El congreso busca adaptar la legislación colombiana a los estándares internacionales y a considerar a la fuerza laboral como el principal activo de las empresas por salud y bienestar”.

Es común escuchar en los trabajadores que su trabajo “implica un sacrificio”. Si esto es cierto la infelicidad es total y la productividad será muy baja. La solución, a los distintos niveles empresariales es actualizarse aplicando nuevas tecnologías a sus procesos productivos mucho más ahora que las menores jornadas de trabajo invitan a una reforma profunda de las herramientas laborales.

Si los empresarios, incluso los que se precian de serlo “a pulso”, es decir, sin ir a una universidad y solo por su sentido común y trabajo intenso, no incorporan transformación digital, por ejemplo, no solo perderán competitividad, sino que tendrán a los empleados más infelices y no asociados a la misión de su empresa distinta a ganar dinero que es obvio, pero que no sabrán lo que los compromete y entenderán, sin duda, que seguirán sacrificándose. Interesante cuestionamiento.

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