No nos ha ido muy bien en las pruebas de desempeño académico a las cuales Colombia como miembro de la OCDE se presenta anualmente. Los bajos resultados en matemáticas, lectura y ciencias muestran el grado de atraso que vivimos en el sistema educativo colombiano.
Somos de los últimos en pruebas académicas, acrecentado recientemente los malos resultados por los efectos que pandemia tuvo sobre los estudiantes, en especial sobre los más pobres, quienes proporcionalmente recibieron mucho menos en términos educativos durante la etapa del confinamiento; casi dos años perdidos. En general la pandemia del COVID amplió mucho más la diferencia en educación que existe entre los países ricos y Latinoamérica, afectó mucho más a nuestros países, algo que resulta desastroso a futuro en términos de superación de pobreza y desigualdades.
Esta es una clara realidad, la crisis que vive la educación en Colombia viene tocando fondo hace años, sin embargo, seguimos navegando en aguas turbulentas, sin poder dar un giro en cuanto a educación se refiere. Muestra de ello es la fallida Reforma a la Educación que se hundió en el Congreso por diferencias entre los actores, algo que no le hace bien al deteriorado sistema educativo colombiano, pues en vez de avanzar con celeridad en un cambio que permita superar las barreras que tiene el sistema, nos enfrascamos en luchas políticas, olvidando los consensos que permitan superar las barreras y dificultades que se viven.
Son muchas las cosas por hacer en el mejoramiento de la educación, como una mejor infraestructura educativa, -hoy en su mayoría deteriorada por falta de inversión-, cambios en el modelo educativo que seguimos (muchos años haciendo lo mismo), el cual resulta obsoleto para el mundo actual que vivimos. Además de la evaluación docente que permita un constante mejoramiento en uno de los actores principales de la educación: el maestro; solo los mejores deberían llegar a estos cargos, de igual manera ofrecer todo el reconocimiento a su labor, en especial a aquellos que llegan a los sitios más apartados de nuestra geografía.
No es un tema menor la crisis que vive la educación en Colombia, por eso, nos hace falta unir esfuerzos entre sector privado y público, cambiar el actual modelo, empezar por trabajar más la salud mental y habilidades de nuestros estudiantes, formar personas sensibles, con altos valores, responsables, solidarias, comprometidas con el bien común, que nos permitan dar un salto como sociedad, y dirigirnos hacia una sociedad del conocimiento que es capaz de sobreponerse y salir adelante en temas como la violencia y el odio que llevamos.
Invertir mucho más de lo que hacemos hoy en día. Los escasos resultados en investigación que muestra Colombia no son más que el reflejo del pobre presupuesto destinado para dicho tema, menos del 1% del PIB.
Por lo que veo, seguiremos lejos de ver una solución a la baja calidad que muestra el sistema educativo colombiano mientras no definamos como prioridad la educación. Es necesario un pacto por la calidad en donde todos podamos participar, pues nos estamos jugando el futuro como nación.
