Las confesiones del Gobernador

El gobernador Carlos Mauricio Iriarte desnudó su vida, su alma. Habló con LA NACIÓN.com.co y Nación Tv, de amor, sus pasiones, sus derrotas y tristezas, como la muerte de su padre, que aún no olvida. 

Carlos Mauricio Iriarte, gobernador del Huila, se mostró como es: sencillo, amable, sin problema para hablar de lo que le pregunten, incluso de sus derrotas políticas y hasta del amor. El mandatario desnudó su vida personal, de la que casi nunca le preguntan, pero que en esta oportunidad, con el periodista Diego Pascuas, lo hizo sin tapujos, sin rodeos. Aquí sus confesiones.

-¿Dónde nació el Gobernador del Huila?
en el Hospital Universitario de Neiva, pero no en el que conocen ahora los jóvenes, sino el que estaba donde es ahora Los Comuneros, el cual fue derrumbado para darle paso a este proyecto. Eran las 11:00 de la noche cuando llegué a este mundo. Mi niñez recuerdo muchos momentos agradables, sobretodo en mi casa, mis padres siempre fueron amorosos, mi madre Lucila Barrios es incondicional con todos sus hijos. Mi papá fue un hombre muy trabajador, los momentos con él eran muy agradables. Recuerdo especialmente toda mi niñez en el Colegio Salesiano”.

¿Cómo fue la relación con su padre, nos dijeron que era el hijo consentido de la familia?
Siempre tuvimos una relación, no solo de padre a hijo, sino de amigos. Fuimos sinceros, cercanos, confidentes y siempre me enseñó muchos valores. Lo más importante, me inculcó que siempre debía perseverar. Porque él era un luchador, lo hizo hasta el último momento de su muerte. Un momento doloroso en mí vida fue cuando estaba en el hospital, me tocó acercarme al oído, como el hijo preferido de él, que la verdad lo fui. Le dije ‘papá deje de luchar, ya sus hijos y todos están aquí, ya hizo todo lo que tenía que hacer en su vida, todos quedamos bien, ya es hora de despedirse’.

Uno de los sueños del señor Carlos Julio Iriarte era ver a su hijo como Gobernador del Huila, pero desafortunadamente murió dos meses antes de que su hijo consentido ganara las elecciones.
Fue triste, yo perdí la Gobernación un par de veces, pero mi papá nunca me dijo ya hijo no siga más, por el contrario me decía: ‘parece mijo y hágale, vuelva a iniciar y siga luchando, esa es la vida, una continua lucha’. Tengo la alegría que en sus últimos momentos él me dijo que ganaría las próximas elecciones, me repitió diciendo que veía que todo estaba dado para ganar los comicios.

¿Qué cree usted que le faltó vivir con su padre?
Las elecciones fueron el día de su cumpleaños, el 14 de abril, hubiera querido celebrarlos con él ese día.

¿Recuerda el regalo más especial que le dio su papá?, ¿fueron dos carros de pilas…?
Claro, fueron dos carros Volkswagen, fueron de los primeros carros automáticos de los que llegaron al país, funcionaban con pilas. Los recuerdo muy bien porque el primer carro que tuvo mi padre fue uno de esos, de color azulito. La gran maravilla que hacía el carro era que cuando llegaba a la pared y se tropezaba se devolvía. Eso era la última tecnología, yo era feliz porque además tenía luces y era lo máximo en esa época.

También recuerda a su abuela materna, la señora Tulia…
Mi abuela Tulia es como mi segunda madre, ella prácticamente nos crió, mis padres fueron muy trabajadores y estaban muy ocupados, se vinieron desde muy jóvenes de Campoalegre a Neiva, nosotros solo los veíamos por las noches. En el día cuando no estábamos estudiando, la vida nuestra era con nuestra abuela, le decíamos de cariño ‘Mamá Tulia’, era nuestra adoración. Ella murió como en el 2001, para mí fue muy duro, casi no me repongo de su partida. Ella tenía un solo brazo, porque perdió uno desde pequeña, pero así y todo pudo criarnos a todos que éramos ocho, siete hermanos y una prima Patricia, que estaba siempre con nosotros y la queremos como una hermana.

Vamos a hablar de sus hermanos:Clara, Danny, Carlos Mauricio, Claudia, Germán, Mónica, Olga Lucía y Patricia; ¿qué recuerda de su infancia con ellos?
Yo siempre molesto a Claudia diciendo que es mi hermana mayor, cuando está después de mí, en las reuniones le hago pasar penas diciendo aquí está mi hermana mayor, ella se para y dice que no es verdad. Con ellos fue una relación increíble, algunas peleas de muchachos, pero nada grave, todo era cariñoso. Yo los amo a todos y sobre todo a mi madre”.

¿Qué es lo más importante para resaltar de su niñez?
Yo creo que la primaria y el bachillerato en el Colegio Salesiano, yo estuve en la época del Padre Jon Escobar. Un hombre con quien fui muy amigo, lo quería mucho, un hombre ejemplar, honesto, serio, muy disciplinado, que nos castigaba a toda hora. Me tocó también una relación muy cercana con el padre Andrés Rosas, quien me dio filosofía en quinto bachillerato, que ahora es décimo bachillerato. Él me decía ‘Coronel’, porque un día pasaba en su moto lambretta, me vio jugando con unos amigos a los soldados y yo lo saludé adiós mi coronel, desde ese día y hasta casi su muerte me dijo siempre así.

¿Cómo era su vida en el colegio, anécdotas, qué recuerda de ellas, su materia favorita, su profesor preferido y todo aquello que marca la vida de cualquier persona?
Todos los años fueron muy especiales, recuerdo profesores como mucho cariño, como el señor Díaz, que nos daba matemáticas, cada vez que cometíamos un error nos ponía a realizar flexiones y trabajos. También recuerdo al profesor Ríos Bustillos, ya se murió, él nos dio geografía, era una persona sumamente graciosa y amena. En general todos fueron especiales, por eso marcaron mi vida. El Colegio Salesiano influyó mucho en mí porque resaltaba mucho los valores, espirituales y morales, la disciplina, el compañerismo, la solidaridad y muchas cosas más. Yo siempre fui del montón, salvo los últimos años, que fueron quinto y sexto bachillerato, donde me destaqué como buen estudiante.

Y decidió seguir su vida en Bogotá, donde adelantó sus estudios universitarios en derecho…
Mi padre era una persona muy precavida y le gustaba planear, desde antes de terminar el colegio compró un apartamento en la ciudad de Bogotá, en toda la 30 con 26. Todo con el fin de que todos sus hijos cuando se fueran a la capital vivieran en esa casa, así que ahorró mucha plata porque éramos muchos para pagarles arriendo. Yo viví en ese apartamento y estudié en la Universidad Externado de Colombia. Es época fue extraordinaria, recuerdo a todos mis profesores, muchos de ellos murieron en la tragedia del Palacio de Justicia, otros los asesinaron como Rodrigo Lara Bonilla, quien fue mi maestro en la política, yo inicié con él en el Huila mi carrera. La vida en Bogotá fue con un grupo muy cercanos de amigos, nos vemos frecuentemente con ellos.

Antes de irse para Europa regresó al Huila para ocupar algunos cargos públicos, entre ellos Secretario de Gobierno del Departamento. Eso fue a los 23 años de edad, ¿Cómo fue esa experiencia y ese tipo de responsabilidades en esa época?
Yo fui Concejal en esa época, uno podía ocupar varios cargos lo que me permitió ser Secretario de Gobierno. Uno podía ser concejal, estar en otro cargo público y luego regresar. Por lo joven muchos desconfiaban que pudiera hacer bien mi labor, máxime en una época donde nombraba los alcaldes y no se elegían como ahora. También me tocó responder por el orden público, pero todo salió bien.

Ya como abogado empieza un nuevo viaje a Europa, con el objetivo de especializarse y continuar su formación profesional…
Yo nunca había salido del país, hasta que me fui a Europa, eso fue un golpe muy duro, muchos colombianos lo han vivido cuando salen al exterior. Yo no tenía ningún amigo, no sabía nada, no conocía el idioma, yo llegué a Paris sin hablar francés. Entonces me tocó muy duro, esos seis primeros meses de soledad, de falta de comunicación, no tenía amigos latinos para hablar español, sólo tenía un amigo de España. Yo duré estudiando en Europa alrededor de tres años, el sueño de todos los abogados es irse para Francia o España a realizar una especialización. Yo tenía la alegría de haberlo logrado, pero fue difícil, no sabía ni usar el metro, me tocó aprender solo, gastarme varias horas observando cómo se manejaba, salir de la estación del metro en la Plaza de la Concordia era espectacular, pero no tenía nadie con quién compartirlo. Me tocaba regresar a la residencia a escribirle a mis amigos en postales”.

¿Qué diferencia hubo entre ese joven que se fue con muchos sueños a Paris y el que regresó?
Cada paso de esos le da a uno mucha madurez, yo aprendí a valerme solo, a planear mi vida, manejar mi tiempo, abrirme paso en las distintas instituciones. Me tocó aprender francés en menos de seis meses, antes de matricularme en la universidad a estudiar derecho administrativo, pasé y realicé mi especialización.

A uno desde muy pequeño le han enseñado a ganar, ¿Cómo ha manejado usted en la intimidad de su familia, el tema cuando no ganaba las elecciones?
Las derrotas son bien difíciles, no sólo en la política, sino en toda la vida. Pero yo tengo una claridad, es que Dios tiene un propósito para cada cosa que pasa en la vida, de las derrotas se aprende mucho, lo confrontan con una realidad, que usted no es el centro del mundo, que usted tiene que aprender a manejar esos malos momentos y sacarle provecho. También nos enseñan una lección muy importante que había aprendido en mi hogar, pero que puse en práctica, que fue a perseverar, siempre le digo a los huilenses, luchen por sus ideales y nunca se den por vencidos”.

Llega el amor, María Fernández Ramírez, una mujer que convertiría en su complemento, su alma gemela, su media naranja, amiga, novia, esposa. Una historia digna de una telenovela colombiana, conozcamos sus detalles.
María es una persona que ha dominado en toda la historia de mi vida los grandes momentos, ella siempre ha estado ahí. Yo la conocí en 1992, muy jovencita y fue un amor a primera vista. Desde siempre cuando la vi por primera vez, supe que era la mujer de mi vida. Yo siempre se lo he dicho y se lo repito, yo quiero que ella lo crea, antes no lo hacía, pero ahora sí. Yo la vi por primera vez por la ventana de un carro, cuando bajaba por la Carrera Octava y estaba caminando por la acera del frente. Cuando yo la vi, le dije a mi amigo devuélvase en el carro, porque yo necesito conocer a esa mujer.Me devolví, me presenté, al rato la invité a comer helado, luego a los ocho días nos cuadramos y hasta ahora que aquí estamos… Es una mujer a quien admiro, valoro y amo mucho. Hemos vivido de todo, siempre ha estado a mi lado para darme ánimo y consejos, siempre me está diciendo cosas que yo no veo, pero que es realidad. Hemos viajado y sufrido momentos difíciles, pero en general siempre hemos sido felices”.

¿Un sueño para hacer realidad?
Escribir muchos libros, hasta ahora sólo he escrito uno.

¿Cuál ha sido el mejor momento de su vida?
Llegar a la Gobernación fue un excelente momento, pero el mejor de todos fue casarme con María Fernanda.

¿Cuál es el consejo que nunca olvidará?
Perseverar siempre, nunca se dé por vencido, dijo mi padre.

¿Cómo quieren que lo recuerden?
Como un gobernador humano, que puso realmente un principio en su vida frente a la colectividad y el Gobierno, el amor.

¿Qué aroma le gusta?
Me gustan los perfumes, pero en especial el olor de las rosas, el olor a naturaleza y selva.

¿A quién le daría un abrazo en este momento?
A mi madre, sin duda alguna.

¿Qué comida le gusta?
Toda en general, no reparo en nada, soy muy goloso.

¿Cuál es su plan ideal para descansar?
Me gusta mucho el mar y la nieve, donde esté alguno de los dos la paso feliz.

¿Qué le saca la rabia?
Tantas cosas, pero a veces cosas pequeñas, pero la rabia dura muy poco, suelo perdonar y pedir perdón.

¿A quién admira en su vida?
Admiré mucho a mi padre, también a un político francés que llegó a la presidencia por primera vez de la izquierda. En su tiempo al ex presidente Bill Clinton y muchas personas que han marcado mi vida.

¿Cuál es su canción favorita?
Me gustan las canciones de Marcela Gándara, que es una artista de música cristiana, me encanta porque mi esposa las canta en la iglesia, sobretodo una que se llama ‘Dame Tus Ojos’, que es muy linda”.

¿Miedo o temor?
No tengo temores, yo aprendí una cosa en la Biblia: Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, de amor y dominio propio.

¿Cómo no dejarse afectar por los contradictores?
Olvidar lo que eso produce en el sentimiento y concentrarnos en la razón, las críticas de por sí, hay que oírlas, siempre hay trasfondos que tienen que corregir.

¿Cuál es su mensaje final?
El mensaje es de positivismo, de esperanza, confianza en todos los huilenses; aquí hay una tierra, vocaciones y gente que nos hemos quedado para sacarlo adelante. Debemos unirnos desde nuestros hogares para sacar adelante al Huila.

 

  

  

  

 

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