Una novela sin final feliz

La remodelación del estadio, y la construcción de otros escenarios deportivos, son verdaderas necesidades de la capital huilense, y la comunidad deportiva regional, pero se ha convertido en una novela sin final feliz.
El estadio Plazas Alcíd lo están remodelado desde hace más de 20 años, desde el ascenso del Atlético Huila a la primera división, creo que todos los alcaldes y gobernadores, de ese periodo, se han comprometido en el tema, pero ninguno ha hecho algo que mejore el deteriorado escenario.
Julio Enrique Ortiz Cuenca, gobernador en el comienzo de la década de los 90, amplió la tribuna oriental, pero como todo el estadio quedó en obra negra, lo demás está en proyecto pero lo más grave, en supuestas remodelaciones que no justifican los elevados costos que tuvieron las repetidas modificaciones.

La pista atlética, los servicios sanitarios, los camerinos, entre otras "Mega-obras" que no modifican el deteriorado presente y pasado del estadio superan, en costo de lejos, el valor de la construcción de un nuevo escenario para la práctica del fútbol.
Hoy completamos dos años largos, a la espera de la remodelación definitiva, se conocen maquetas, presupuestos, pero no hay indicios serios de un inicio de labores, hoy no se han adjudicado las licitaciones y aunque se anuncian las adiciones presupuestales de la nación, el departamento, y el municipio, la esperanza de tener un estadio decente, se ve cada vez más lejana.
Las piscinas, el Coliseo, la cancha marte, el patinodromo, las pocas canchas públicas de la ciudad, son objeto permanente de cuantiosas "inversiones" que como el estadio, no cambian su realidad.

Y qué decir de la anunciada construcción del patinodromo reglamentario, el escenario ha recorrido toda la ciudad y va en Surabastos y no se ha puesto la primera piedra de un escenario que reclaman más de mil practicantes de este popular y exitoso deporte.
Empecemos por partes, ¿todo esto será algún día una realidad? Es una pregunta sin respuesta, esto hace parte de lo cotidiano, que refleja el desinterés y total desgreño con que se administra lo deportivo.
Así las cosas, nuestros escenarios continuarán siendo los mismos y las promesas de mejorarlos seguirán a la orden del día, mientras el descuido y desinterés acabe por convertirlos en ruinas.
Una reflexión para concluir, ¿será que Neivanecesita un estadio con capacidad de 40 mil aficionados? cuando las tendencias en cuanto a la construcción de estadios en el mundo, es hacerlos pequeños, cómodos y funcionales.
Una pregunta que de antemano sé, no tiene respuesta: ¿cuánto dinero han gastadoporque aquí no se puede hablar de inversión, el municipio y el mismo departamento en supuestas remodelaciones y mejora de escenarios deportivos en estos últimos 20 años? 

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