Con el Réquiem de Mozart y al son de los mejores vallenatos, son ritmo caribe, Colombia despidió ayer en medio de un fuerte aguacero a su fallecido premio Nobel Gabriel García Márquez,
El cielo se puso gris en señal de luto y un fuerte aguacero cayó sobre la capital colombiana, como si fueran lágrimas de pesar por la dolorosa partida.
La ceremonia solemne se realizó en la Catedral Primada de Bogotá. En Aracataca, su ciudad natal, se unió a la celebración, como en otras regiones del país.
En la plaza de Bolívar, cientos de admiradores hicieron una fila ordenada dos horas antes del evento, que comenzó poco después del medio día para entrar al templo.
El sobrio acto, de hora y media de duración, arrancó con la entrada a la catedral del presidente Juan Manuel Santos, mientras sonaba la música de la Orquesta Sinfónica Nacional.
"Las palabras de Gabo han estado siempre en nuestras casas, en nuestras bibliotecas, en nuestros periódicos, en nuestras revistas (…), pero sobre todo en nuestros corazones", dijo el mandatario en una breve intervención ante personalidades de todo el país que llegaron para darle el último adiós al Premio Nobel.
El pasillo de acceso a la Catedral Primada fue adornado con rosas amarillas, en honor al Nobel, que las consideraba de buena suerte y parte del rito indispensable para sentarse a escribir cada mañana.
En la plaza, tres pantallas gigantes transmitieron el evento, pero sólo reunieron a unos cientos de personas, que se dispersaron rápidamente con la intensa lluvia.
Durante el acto, que no contó con la presencia de la viuda del escritor, Mercedes Barcha, ni de sus dos hijos, el protagonismo recayó en la música que tanto disfrutó en vida el Nobel colombiano.
Los músicos, que llevaban mariposas amarillas prendidas en sus sobrios trajes negros, así como en sus atriles, interpretaron como pieza central el Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart.
Gestor de paz
“Gabo fue un hombre comprometido con el destino de su país y de América Latina, un hombre de profundas convicciones, preocupado por la justicia, por la educación y —muy especialmente— por el logro de la paz”, expresó el Jefe del Estado al destacar las gestiones que hizo en el pasado para construir escenario de reconciliación.
“Gabo buscó la paz, trabajó por la paz, siempre quiso una Colombia en paz y -en su memoria- no vamos a claudicar en esta tarea, la más grande que tenemos como nación”, reafirmó.
Toque caribe
El cierre, que vino luego de una ovación de pie solicitada por Santos, fue con el popular vallenato "La casa en el aire", de Rafael Escalona, quien fue además gran amigo de García Márquez.
La música caribeña intentó dar un toque alegre al acto, aportando el "ánimo de fiesta" que García Márquez describió en un cuento nunca terminado, en el que vislumbró su muerte y un cortejo fúnebre con tintes de parranda.
A la salida, los organizadores lanzaron miles de mariposas amarillas para transportar a Bogotá la magia del universo de García Márquez, pero estas cayeron estampadas al suelo por la lluvia, formando una masa amorfa.
"Vine a ver si nos traen a Gabito. Aunque yo lo veo difícil, debería volver a aquí, donde nació", dijo Graciela Cañón, una pensionada de 72 años que sostenía una flor amarilla mientras esperaba ingresar a la catedral, pidiendo que las cenizas del Nobel reposen en Colombia.
Este acto fue el primero de una serie de reconocimientos para honrar al "más admirado y querido" de los colombianos, como llamó Santos a García Márquez el 17 de abril, día de su fallecimiento.
Una sola lectura
Después de esta ceremonia, hoy miércoles, Día internacional del libro, se realizará en Colombia una lectura masiva de "El coronel no tiene quién le escriba" en espacios públicos y durante la Feria del Libro de Bogotá, que comenzará la próxima semana, se expondrán obras de su biblioteca que él mismo había donado. En Neiva se realizará en la biblioteca del Banco de la República, en la biblioteca departamental y en la mayoría de colegios.
Los músicos, que llevaban mariposas amarillas prendidas en sus sobrios trajes negros, así como en sus atriles, interpretaron como pieza central el Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart.
Para rematar los músicos interpretaron los vallenatos preferidos del escritor: las mismas que fueron tocadas en su honor cuando ganó el Nobel de Literatura, en 1982.
La ceremonia solemne realizada en la Catedral Primada, contó con la presencia del presidente Juan Manuel Santos, sus ministros y personalidades del mundo cultura, literario, empresariales y políticos.