Lamentablemente, el departamento del Huila fue noticia nacional por cuenta de la masacre registrada en zona rural del municipio de Hobo. De acuerdo con el reporte de las autoridades, un grupo de disidentes de las Farc incursionó en la noche del 21 de julio en dos veredas de la región y atacó a tiros a varias personas.
Sobre estos hechos, inicialmente, se reportaron dos muertos. Luego, pasaron algunas horas para informarse sobre un tercero, un cuarto, un quinto y, cuando se creía que la matanza había dejado ese número de víctimas, en la noche del jueves pasado la comunidad hobeña reportó un sexto cadáver producto de la incursión armada protagonizada por sujetos armados que se movilizaban en al menos, dos camionetas.
Al parecer, los victimarios eran integrantes del frente Iván Díaz de las disidencias de las Farc, que mantienen el dominio no solo de la zona rural de Hobo sino de regiones vecinas como Algeciras. En esta región también se ha denunciado que delinquen hombres de las disidencias de la Segunda Marquetalia.
Y como era de esperarse, semejante masacre ha generado un gran clima de miedo y zozobra en el centro del departamento del Huila. En Hobo, sus habitantes parecieron entrar bajo el régimen del terror y el silencio. A las extorsiones de las que han venido siendo víctimas, se suman ahora estos hechos alarmantes.
Es urgente que la Policía, el Ejército y demás autoridades no dejen solos a los hobeños y que desde la administración departamental, en cabeza del gobernador Rodrigo Villalba Mosquera, se lidere un plan de acompañamiento en seguridad, obras e inversiones para este municipio. El mandatario, quien en campaña enarboló la bandera de la seguridad, debe mostrar su temple y valía frente a esta mala hora que enfrenta la región.
Las conveniencias políticas o de otra índole no deben llevar a un adormecimiento de la dirigencia regional a la hora de reclamar resultados en materia de seguridad.