Resulta difícil que un país logre salir adelante si no genera confianza y resulta atractivo para la inversión. Son muchos los factores que favorecen la decisión de invertir en una nación, llámense capitales internos o externos, entendiendo que sin inversión no hay crecimiento económico y sin crecimiento no se puede superar la pobreza.
Uno de los más importantes es la confianza en sus instituciones. Se prefieren a la hora de invertir, democracias sólidas, estables en el tiempo, independiente del Gobierno o del sistema. Gobiernos de izquierda o de derecha pueden resultar atractivos; comunistas o capitalistas, lo importante es la fortaleza de sus instituciones.
Entre los factores que generan solidez de las instituciones, está la lucha contra la corrupción y el acceso a los cargos públicos por meritocracia. Solo los mejores, los más preparados para el cargo, deberían llegar a ocupar puestos claves.
Otro factor clave es la separación de poderes. Para lograr un verdadero cambio se requiere de gobiernos respetuosos de las instituciones como la justicia, en donde su accionar no se encuentre cooptado por el mandatario de turno. En Colombia, los entes de control, con excepciones claro está, en gran parte se encuentran llenos de funcionarios que ocupan el cargo por un favor y responden a un cacique político, y no precisamente por mérito y concurso; son cuota burocrática de un jefe político que a la hora de requerirlo responde al llamado para conceder su favorecimiento, algo que en la justicia termina por garantizar la impunidad.
Y no podemos ver como un asunto de menor cuantía, la corrupción que afecta profundamente nuestro desarrollo. La lucha contra este mal no se trata de un tema demagógico que pertenece a un candidato presidencial buscando atraer votos en campaña, para luego de llegar al poder y perpetuar la historia de escándalos por malos manejos de los recursos públicos, como lo vivido actualmente en Colombia. Ese ha sido parte de nuestro error, depositar todo el esfuerzo de la lucha contra la corrupción en un Presidente.
Se requiere desarrollar un clima favorable al interior de la sociedad para lograr la mayor participación de todos los sectores en la recuperación de la confianza, en donde los empresarios, líderes políticos y académicos vinculados desde las instituciones educativas, generen políticas públicas que permitan hacer pactos por la transparencia y el fortalecimiento institucional.
La búsqueda de buenos gobiernos son un deber ciudadano, que parte de un voto responsable. Se requiere destinar recursos para el apoyo tecnológico que permita visibilizar las inversiones y contrataciones que se adelantan, además de un acceso fácil a la información y la necesidad de una clara rendición de cuentas por parte de los mandatarios.
Pensemos que somos capaces de lograr un clima de mejor confianza en las instituciones, empecemos por profesionalizar y blindar más la función pública y no terminemos esta labor con una simple salida que justifica los malos gobiernos y la corrupción en el diario vivir del ejercicio de lo público, aceptando que simplemente “siempre ha sido así”.