La Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP) ha presentado el informe económico ‘Tendencias y Perspectivas del Sector Petróleo y Gas en Colombia’, un análisis del comportamiento de la industria que siembra una enorme preocupación sobre el futuro de la autosuficiencia de la que habían disfrutado los colombianos a lo largo de 45 años en materia de gas natural.
Según el informe, en un contexto en el que el mundo retomó el impulso a las inversiones en la industria de hidrocarburos a niveles que no se veían desde 2011, y en el cual Latinoamérica se consolida como un jugador protagónico, Colombia tiene potencial para continuar siendo autosuficiente en petróleo y gas, y, con ello, seguir generando beneficios económicos, sociales y ambientales a las regiones. No obstante, la proyección de las inversiones en el país, tanto en petróleo como en gas, tiende a la baja, lo cual coincide con el estado actual de sus reservas.
Sobre las reservas, el documento advierte puntualmente que las de gas han caído un 58% en los últimos 12 años, y la vida útil de las de petróleo está cambiando su tendencia, ahora a la baja. De manera que, los niveles de reservas no son suficientes para garantizar, en el mediano y largo plazo, la sostenibilidad energética y fiscal del país.
Es absolutamente incomprensible que existiendo una gran disponibilidad del hidrocarburo bajo el subsuelo colombiano, el país vaya a terminar trayéndolo de otros países. Eso implicará, obviamente, mayores costos que en últimas terminarán pagando los hogares colombianos en los recibos del gas mes a mes.
El problema no es que Colombia se vaya a quedar sin gas, el asunto es que importándolo, las facturas se van a encarecer, algo que parece no importarle al Gobierno de Gustavo Petro, el cual parece estar enceguecido con su intención de traer combustible de Venezuela.
El Gobierno debe garantizarles a los colombianos su soberanía energética, esencial para cualquier nación del mundo.