Muy preocupados están los propietarios de las universidades privadas por la disminución de la matrícula total en los últimos seis años, según la Silla Vacía (datos del Ministerio de Educación), dichas cifras crecieron de manera sostenida desde mediados de la década de 1970, pero hacia el 2016 se estancó y comenzó a decrecer, en el período 1985-2018 la matrícula pasó de 400.000 estudiantes a 1.200.000 (aumentó 200%), recientemente escasamente superó el millón, la reducción de la matrícula es de 200.000. La expansión vertiginosa se presentó especialmente para la clase media; fue un excelente negocio a tal punto que muchas universidades se iniciaban en una casa arrendada y a los pocos años eran propietarios de grandes instalaciones; conocí el caso de la Universidad Cooperativa que se inició en la a finales de la década de 1960 en una casa de la carrera 6ª con calle 8ª y posteriormente hacia 1980 eran propietarios de una veintena de edificaciones en el barrio Teusaquillo de Bogotá y en sus sedes en varias ciudades; también es el caso de la Universidad Antonio Nariño.
Este crecimiento y alta rentabilidad económica para propietarios de entes educativos fue propiciada por el alto índice de crecimiento poblacional de las décadas de 1970, 1980 y 1990, por el modelo de desarrollo kenesiano que propiciaba el intervencionismo estatal generador de empleos dignos, formales y estables lo que condujo a que el empleo oficial llegara hasta el 15% de la fuerza de trabajo, y por la tecnología intensiva en mano de obra, es decir el egresado estaba motivado porque fácilmente lograba un trabajo en base a sus estudios, caso muy diferente al actual cuando más del 80% de los egresados están en el desempleo o realizan labores diferentes al aprendizaje universitario (explicado en anteriores escritos). La baja tasa de nacimientos en los últimos 25 años, la reducción del Estado, las mejoras tecnológicas que reducen el empleo de muchas profesiones y otros factores, como la reducción del poder de compra están incidiendo en la reducción de la demanda de la matrícula universitaria privada; el caso de la universidad pública, el de universidades elitistas, y el de medicina y carreras afines tienen un comportamiento diferente (también ya explicado).
La realidad, al empresario no le preocupa la caída de la matrícula ni el altísimo desempleo de los egresados sino la reducción de la rentabilidad dada la gran infraestructura que construyeron con sus inmensas ganancias durante décadas, de ahí que están haciendo lobby para que en una eventual reforma a la educación se les entregue subsidios bajo varias modalidades, pues perdieron las ayudas recibidas en el programa Ser-pilo-paga de Duque; ahora tratan de recuperar la ayuda oficial!, no es justo, acaso cuando obtuvieron jugosas ganancias ellos aportaron subsidios o crearon reservas?, no, lo invirtieron para acrecentar patrimonio, ahora deben acudir a su bolsillo. Petro está en lo correcto cuando está proponiendo dar prioridad a la universidad pública.