El gobernador de Minnesota, Tim Walz, fue elegido por Kamala Harris, como su compañero de fórmula en la carrera hacia la Casa Blanca. Esta designación, la más crucial en la campaña de Harris hasta ahora, refleja su enfoque en la comunicación y las relaciones en el Congreso. Entre tanto las reacciones ya se hacen sentir, con Donald Trump arremetiendo contra Walz antes incluso de que sea oficial.
¡Humo blanco! La candidata presidencial demócrata, Kamala Harris, ha seleccionado al gobernador de Minnesota, Tim Walz, como su número dos en la carrera hacia la Casa Blanca. Ambos presentarán su candidatura en público en un mitin en Filadelfia (Pensilvania), la primera etapa de una gira por siete Estados en cinco días.
“Me agrada compartir que he tomado mi decisión: el gobernador de Minnesota Tim Walz se unirá a nuestra campaña como compañero de papeleta”, ha declarado Harris en un mensaje de texto a sus partidarios. “Tim es un líder curtido en la batalla que cuenta con un historial increíble de logros en favor de las familias de Minnesota. Sé que aportará ese mismo liderazgo honorable a nuestra campaña y a la oficina de la vicepresidencia”.
El flamante seleccionado, antiguo profesor de instituto, ha hecho un guiño a su pasado en su primer mensaje en X, la antigua Twitter, como candidato a la vicepresidencia: “Es el honor de toda una vida unirme a la campaña de Kamala Harris. A tope. La vicepresidenta Harris nos está mostrando la política de lo que se puede conseguir. Me recuerda un poco al primer día de clase”.
La selección de Walz, apoyado por grupos progresistas y actual presidente de la asociación de gobernadores demócratas, es la decisión más importante que Harris ha tomado hasta el momento como candidata presidencial —la votación para confirmarla en el puesto terminó este lunes—. Las consecuencias de esta elección podrían arrastrarse durante años en caso de ganar en los comicios de noviembre. Y apunta a cuáles van a ser sus prioridades de campaña.
Durante días, los distintos grupos de poder dentro del partido presionaron, en privado y en ocasiones muy en público, para promover a sus favoritos. Los sindicatos, los grupos progresistas y muchos legisladores que colaboraron con él durante sus 12 años como congresista, a favor del gobernador de Minnesota. Otros alineados con posiciones centristas, a favor del de Pensilvania, Josh Shapiro, el otro finalista.
Comunicación y buenas relaciones
En su apuesta por Walz, Harris ha primado sus dotes de comunicación, su identificación con el público común y corriente y sus buenas relaciones en el Congreso de Estados Unidos. El gobernador de Minnesota, de 60 años, era hasta hace apenas dos semanas casi un perfecto desconocido para el público en general fuera de su Estado. Pero saltó a la fama en las últimas dos semanas como un representante de la campaña ubicuo en los medios, caracterizado por su manera directa de expresarse. Suyo es el calificativo de “raros” que se ha generalizado entre los demócratas para caracterizar a sus rivales republicanos, los candidatos Donald Trump y J.D. Vance.
“Desatará el infierno”
Trump no ha tardado en reaccionar. Antes incluso de que la campaña haya confirmado de manera oficial la selección, el expresidente ha asegurado, en un mensaje por SMS y correo electrónico a sus partidarios, que Walz “sería el peor vicepresidente de la historia”, que “desatará el infierno en la tierra y abrirá nuestras fronteras a los peores criminales imaginables”. La campaña del expresidente se ha expresado en términos similares: “Walz está obsesionado con difundir la peligrosa agenda liberal de California por todas partes. Si Walz no les dice la verdad a los votantes, nosotros lo haremos: al igual que Kamala Harris, Tim Walz es un extremista peligrosamente liberal, y el sueño californiano de Harris-Walz es la pesadilla de todos los estadounidenses”.
Al candidato finalista, Josh Shapiro, de 51 años y considerado una de las grandes estrellas emergentes de su partido, lo avalaba su impresionante historial de logros, su carisma y el poder arañar votos en su Estado, que los demócratas necesitan ganar a toda costa para imponerse en la carrera por la Casa Blanca. Pero las críticas de los grupos progresistas hacia las posiciones proisraelíes de este judío practicante acabaron inclinando la balanza del lado de Walz, considerado la opción menos proclive a generar divisiones internas.