Las alarmas están encendidas. La Contraloría General de la República ha expresado su preocupación por la baja ejecución del presupuesto del Gobierno Nacional durante este año que está culminando.
El dato que expone el órgano fiscal es inquietante: Con corte a noviembre alcanza solo el 71,1%, siendo la más baja de los últimos cinco años y similar a la de 2020 durante la pandemia. Aunque se han cumplido compromisos importantes como el servicio de la deuda ($79,7 billones) y gastos de funcionamiento ($233,67 billones), en inversión apenas se han ejecutado $44,83 billones de los $100,06 billones asignados, reflejando un rezago significativo en este rubro clave.
Para la Contraloría, esta baja ejecución podría llevar a que muchos recursos no sean utilizados al final del año. Según las cifras disponibles a noviembre, las pérdidas de apropiación podrían alcanzar los $96,87 billones ($503.4 billones de presupuesto menos $406,7 billones de compromisos), lo que representa recursos que no se usarían para los programas y proyectos planeados.
En ese orden de ideas, el organismo de control ha recomendado a las entidades responsables acelerar la ejecución de los recursos presupuestales, especialmente en inversión, y evitar rezagos que limiten el desarrollo de programas clave. Asimismo, ha instado a garantizar la transparencia en el uso de mecanismos como las fiducias y patrimonios autónomos, asegurando que estos se alineen con los objetivos presupuestales y generen un impacto real en la ciudadanía. También resaltó la necesidad de optimizar las estrategias de recaudo tributario para mitigar las presiones de liquidez y evitar un aumento en la dependencia del crédito.
No tiene carta de presentación que haya celeridad para ejecutar los gastos de funcionamiento, pero lentitud a la hora de aplicar las inversiones en obras, programas y proyectos. Un gobernante debe tener en la cabeza que cualquier peso que se destine a inversión impacta directamente en las comunidades y en la dinámica económica de las regiones.
Es tiempo para que el Gobierno Nacional corrija el rumbo para 2025 y le meta el acelerador a las obras e inversiones.
