El Quimbo está, como se dice popularmente, “de un pelo”. “Estamos listos para poder iniciar el llenado del embalse”, dijo a LA NACIÓN Lucio Rubio, gerente de la compañía Emgesa, que construye la hidroeléctrica. “El proyecto ya está listo para que se puedan hacer las últimas verificaciones y desde el punto de vista técnico estamos preparados para hacer este llenado”, agregó el alto ejecutivo. En pocas palabras, solo falta el llenado de la presa, y a finales de este año El Quimbo entraría en operación.
La situación de avance de las obras contrasta con el estado de insatisfacción que, una vez más, expresan autoridades locales en torno al estado de las compensaciones a que se obliga a Emgesa por cuenta de los impactos de la construcción. Algunas de esas compensaciones pareciera que apenas están en el papel.
Avance de obras
Según Lucio Rubio, “todos los equipos han pasado sus pruebas técnicas para iniciar este proceso de llenado y poder entregar energía en el segundo semestre de este año 2015”.
Rubio señaló que no se trata solo de generar energía. Además de las obras de compensación, se diseñó y ejecuta un plan socio ambiental “en los cinco años de ejecución del proyecto, que incorpora 834 mil millones de pesos de inversión en los municipios del área de influencia”.
Ayer, además, se hizo entrega del viaducto de Balseadero, una de las obras más importantes dentro del plan de compensaciones en materia de infraestructura, y marchan los procesos de reubicación de comunidades, según explicó.
Sin embargo…
No obstante, los requerimientos de las comunidades en la zona de influencia de la hidroeléctrica persisten.
El alcalde de Gigante, Iván Luna, dijo que “hay varios aspectos que no se han cumplido, y lo que no sabemos son los tiempos, y no todo corresponde a Emgesa”.
Uno de ellos tiene que ver con la vía perimetral, de la que “hay que presentar unos estudios que pagó Emgesa, y depende que esos estudios sean validados. Es una obra de 80 mil millones de pesos en la que también hay compromiso del Departamento”.
Más crítico es el tema de tierras. “Son 2.700 hectáreas que debe comprar el Gobierno Nacional, destinaron hace dos años 30 mil millones de pesos y hasta donde tengo conocimiento no se ha comprado una sola hectárea porque se necesitan unos avalúos y unos estudios técnicos, y se necesita la voluntad de los propietarios para vender las tierras, y Emgesa debe suministrar agua a esas tierras. Pero sin tierra no hay agua”, agregó el mandatario, en un asunto en el que coincidió su colega, el alcalde de El Agrado, Alfonso España.
Entre Gigante y El Agrado está el 81 por ciento de las tierras que serán inundadas, por lo que este asunto es clave para sus comunidades campesinas.
Para el Alcalde de Gigante, hay un tercer tema, que tiene que ver con las condiciones de los reasentamientos de comunidades, que habitaban en zonas que serán inundadas. Luna Ortiz dijo que “en el caso de Montea, son apenas 18 familias pero la energía la reciben por planta eléctrica, el agua la reciben por carrotanques, las aguas residuales las depositan en una piscina provisional”.
Otra inquietud tiene que ver con la exigencia de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena para que se talen una porción de vegetación que, según explicó Emgesa, están en zonas de alta pendiente, por lo que resulta casi imposible su corte. Sin tala, esa vegetación en zona de inundación se pudrirá, afectando la calidad de las aguas.
Según Rubio Díaz, “hay unas zonas de muy difícil acceso que tienen pendientes superiores a 45 grados, y que es imposible el acceso de la maquinaria para poder talar. La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales lo que nos ha pedido son unas compensaciones adicionales para estas zonas de difícil acceso. Cuando se inició el proceso de aprovechamiento forestal y se hizo el reconocimiento real de todo el terreno, se encontraron estas zonas que son de muy difícil acceso, y es normal que siempre pase en este tipo de proyectos esas situaciones”.
Hoy, Emgesa entregará nuevos informes sobre el avance de la obra, y cabría esperar nuevas aclaraciones sobre estos interrogantes. De otra manera, el llenado de la represa podría iniciarse sin esas respuestas.