El gobierno de Gustavo Petro enfrenta una verdadera crisis en la ‘Paz total’, su apuesta más grande. Las negociaciones tanto con la guerrilla del Eln como con las disidencias de las Farc al mando de ‘Iván Mordisco’ no avanzan bien ni han significado un alivio como tal en la seguridad del país.
Por un lado, el Eln sigue con sus acciones criminales. El secuestro en La Guajira de los padres del futbolista, Luis Díaz, así lo demuestran. Este episodio ha desencadenado un gran repudio no sólo nacional sino internacional. Y ha llevado a que en redes sociales le ‘desempolven’ a Petro algo que prometió en campaña: “a los tres meses de ser presidente se acaba el Eln en Colombia porque se hace la paz”.
Por otro lado, las disidencias de ‘Iván Mordisco’ continúan desafiando a las Fuerzas Militares y de Policía. A los permanentes hostigamientos al Ejército en zona rural de La Plata, Huila, se sumaron graves hechos como la asonada propiciada en El Plateado, Cauca, en donde además un grupo de uniformados que cumplía labores de desminado humanitario permaneció secuestrado por varias horas.
Y como si esto fuera poco, los ‘Mordiscos’ incrementaron su nivel de desafío con la institucionalidad del país, al anunciar el puente festivo pasado la suspensión de su participación en la mesa de diálogos que sostiene desde hace menos de un mes con el gobierno Petro, advirtiendo que “Los militares deberían salir de las zonas como fue el compromiso, sin embargo, la respuesta ha sido incrementar el pie de fuerza copando todos los espacios que las partes nos comprometimos a desocupar”.
Es hora que el presidente Petro enfrente con acciones puntuales la realidad del país. Tiene en sus manos, nada más ni nada menos, que la seguridad y tranquilidad de los colombianos. La ciudadanía jamás le perdonará que la deje a merced de los violentos.