Una tragedia sin regreso vive la familia de Yessica Paola Rodríguez Quevedo, luego de que fuera asesinada, sin piedad, en un motel de Neiva. Sus cuatros hijos, todos menores de edad, y sus dos hermanas le contaron a LA NACIÓN, cómo fueron los últimos momentos. Aseguran que el hombre la atacó por celos.
Carolina Argüello Cruz
carolina.arguello@lanacion.com.co
“A mí él no me daba tanta confianza porque un día peleó con mi mamá, por eso yo no quería que ella se fuera a ver con él, pero no me hizo caso y se fue”, es el relato con el que Danna Alexandra, de 11 años de edad, recuerda los últimos momentos al lado de su mamá, la joven Jessica Paola Rodríguez Quevedo, quien fue asesinada a cuchillo el pasado miércoles 27 de noviembre en un motel de Neiva.
De sus cuatro hijos, ella fue la única que tuvo contacto con José Antonio González, la menor al ver que su mamá no regresaba a la casa, pidió a los vecinos que le regalaran una llamada, y afirma que en las dos oportunidades que le timbró al celular, fue el presunto victimario quien contestó.
“Fuimos a pedir un minuto a una tienda y el señor contestó. Él pregunto que con quien hablaba y yo le dije que con la hija de Jessica y él dijo que no conocía a ninguna Jessica. Entonces yo le dije que él sabía… que con la que estaba hablando ayer y de una vez me colgó. Fui a pedir otro minuto a otra tienda, él contestó y le dije hágame el favor y me pasa a Jessica y me dijo, mami es que no conozco ninguna Jessica, ella dejó el celular tirado en una tienda de El Limonar y colgó. Se escuchaba como si anduviera en un carro”, relató la menor.
Johan Herney, Danna Alexandra, Nathalie Paola y Jhon Alexander Guaca Quevedo, de 15, 11, 9 y 6 años de edad, respectivamente; quedaron en el limbo tras la pérdida de su mamá. Hoy se encuentran bajo el cuidado de su papá, Alexander Guaca, y demás familiares, sin embargo, el vacío que dejó Jessica es irreparable.
“Yo los había escuchado pelear porque él no quería que mi mamá se fuera a llevarnos donde mi papá”, aseguró de manera contundente la pequeña niña que carga con el dolor de perder a su progenitora.
Ataque por celos
De acuerdo con el testimonio de Sara Sánchez Quevedo, hermana de la víctima, Jessica viajaría al día siguiente a la ciudad de Florencia (Caquetá), a dejar a los niños para que pasaran vacaciones al lado del papá, un hombre con el que había convivido durante 9 años, el padre de sus hijos y con quien sostenía una buena relación.
Según ella, el testimonio de José Antonio González, presunto asesino, no es creíble y advierte que él tenía planeado cometer el crimen. “En muchas partes él se enreda, afirma unas cosas y luego las desafirma. Obviamente, él está diciendo mentiras. El día que asesinó a mi hermana, ella me escribió para que la recogiera y la llevara al mototaxi. Ella bajó, la saludé y recuerdo que llevaba un short negro y una blusa blanca corta. No llevaba bolso sino que tenía unos polvos y un labial”.
Una vez la recogió, Sara aseguró que estuvo en la casa compartiendo con ella. “Se acostó en la cama, yo la recoché, le pegué una palmada y ella no llevaba nada. Mi otra hermana, la acompañó de ahí de la casa al mototaxi y ahí le contó que había terminado la relación con él, (Antonio) que solo se iba a encontrar con él, pero que ya habían terminado”.
Desenlace fatal
Posteriormente, Jessica se dirigió al lugar donde se encontraría con José Antonio sin saber que el desenlace sería fatal. El mototaxi la dejó en el motel Las Acacias, ubicado en la carrera Quinta con calle 19 Sur, en la Zona Industrial de la capital huilense.
“El señor fue el que la citó a ella, él mismo dijo que se veían cada 20 días entonces, ¿por qué esta vez la vio tan seguido? y él la citó un día antes porque ella iba a dejarle los niños al papá, él no quería que ella fuera y ya habían tenido una discusión donde él la había amenazado y le había dicho que la mujer que le terminaba a él, le iba mal. Él ya tenía listo lo que iba a hacer, incluso él llegó a esperarla mucho antes. Yo de ese hombre vine a saber hace unos dos meses, ella me comentaba algunas cosas”, comentó Sara.
Con rabia y dolor recibieron el testimonio del presunto asesino de Jessica, quien aseguró que la atacó en defensa propia y que nunca tuvo la intención de hacerle daño. Versión que negaron porque “era una buena mujer”.
“Que se haga justicia”
Alexander Guaca, el exmarido de Jessica llegó desde Florencia para cuidar y consolar a sus hijos en esta sensible pérdida; pero también alzó su voz para pedir justicia por este hecho que hoy enluta a su familia.
“Cómo es justo que una persona vaya a quitarle la mamá a cuatro niños, nosotros nos habíamos separado hace 4 años e igual yo aportaba para los niños, nunca le falté. Uno quisiera vivir con ella, pero hay cosas que uno no puede convivir, y nos separamos amigablemente”, dijo el hombre.
Señalo que el día de la muerte de Jessica, los dos estaban organizando el viaje de ella y los niños para dejarlos en la capital caqueteña, sin embargo, cuando llamó a avisarle que le enviaría el dinero, no encontró una respuesta. A medianoche, Sara Sánchez le avisó de la tragedia.
“Incluso el día que a ella la asesinaron, yo la llamé temprano porque le iba a mandar una platica porque me iba a dejar los niños a Florencia para que pasaran las vacaciones conmigo y cuando ya yo quise llamarla para enviarle la plata para los pasajes de Neiva a Florencia, ella ya no me contestó. Igual yo me estuve el miércoles como hasta las 12 de la noche a ver si me devolvía la llamada, pero fue cuando me llamó la hermana diciéndome que estaba muerta. Yo le pregunto a la justicia qué necesita para hacer justicia”.
Últimos momentos
Yuri Quevedo Rodríguez, narró cómo fue el momento que compartió con Jessica antes de encontrarse con su ‘verdugo’. Relató que había terminado su relación con Antonio.
“La acompañé a que la recogiera el mototaxi, ella ese día me dijo que le había dicho a ese man que, la verdad, no quería tener nada con él, fueron las últimas palabras que me dijo mi hermana”.
Añadió que Antonio le había ofrecido una camioneta, sin embargo, ella trató de detenerla aconsejándola que no acudiera a la cita. “Mami si usted no quiere nada con él, no vaya. Es muy duro que él esté diciendo lo que no es, porque ella cómo iba a dejar a los niños así, sabiendo que fue una buena persona, una buena mamá”.
Según Yuri, pese a la negativa de Jessica por continuar sus encuentros con Antonio, accedió porque “él le ofreció más plata de la que le daba, entonces, pues tiene su hijitos, siempre ha luchado por ellos, entonces por eso creo que accedió ir allá y el man la llevó con ilusiones, dándole promesas que no eran y ahorita dice que todo lo que me le hizo a mi hermana fue por defensa propia”.
La familia Quevedo clama por justicia, han pasado 8 días y el asesino sigue libre, no hay pistas, el celular y la cédula, según las hermanas; están en manos de José Antonio González.
“Yo lo único que quiero es que se haga justicia, que lo cojan, porque todo lo que él está diciendo es mentira, se le llevó el celular a mi hermana, se le quedó con la cédula y si le cogen el celular, ahí se dan cuenta de la realidad. No es justo que pase todo esto, no es justo que no hagan nada. Me duele que dejaron los niños solos y no hacer justicia, no apoyarnos, porque ella no era una mala persona, era una buena hermana, una buena hija”.
Jessica Paola, tenía 31 años de edad, era el pilar de su familia, el apoyo de cada uno y el signo de unión. Mientras sus hijos aún desorientados pasan el duelo, sus padres sufren su triste y temprana partida, los malestares se incrementan con el pasar de los días y las ganas de continuar comienzan a desvanecerse. Sara y Yuri presionan a la justicia para que expida la orden de captura contra José Antonio González, pues ya temen también por su integridad física.
Mujeres asesinadas en el Huila en 2024
Tatiana Liseth Cruz Tovar, en enero en Campoalegre.
Wendy Natalia Anacona Samboní, en marzo en Pitalito.
Katherine Andrea Caviedes Montealegre, en abril en Neiva.
Jennifer Daniela Gualy Bernal, en julio en El Agrado.
Anyela Constanza Gómez, en septiembre en Algeciras.
Diana Dussán, en noviembre en Neiva.
Nefy Valeria Gómez López, en noviembre en Isnos.
